Un estudio observacional llevado a cabo por la Universidad de Bristol (Reino Unido) ha demostrado que los perros son capaces de “oler” el estrés de las personas y tomar decisiones más negativas basadas en esa percepción. Este hallazgo, publicado en la revista Scientific Reports, es el primer estudio que muestra cómo el olor del estrés humano afecta al aprendizaje y al estado emocional de los perros.
Los investigadores reclutaron a 18 parejas de perros y sus propietarios para participar en una serie de pruebas con diferentes olores humanos. Inicialmente, entrenaron a los perros para que identificaran la ubicación de un cuenco de comida que contenía una golosina en comparación con uno vacío. Los perros aprendieron a acercarse rápidamente al cuenco con la golosina.
Posteriormente, los perros fueron expuestos a muestras de sudor y aliento de humanos en estado de estrés o relajación. Los científicos observaron que la actitud de los perros cambiaba dependiendo del olor. Ante un olor relajado, los perros se acercaban más rápidamente a nuevos cuencos colocados en lugares ambiguos, demostrando optimismo. Sin embargo, el olor a estrés les hizo reaccionar de manera más negativa, acercándose más lentamente a estos cuencos.
Sugerencias
El estudio sugiere que esta respuesta “pesimista” refleja un estado emocional negativo en los perros, que podría ser una forma de conservar energía y evitar decepciones. Además, los investigadores descubrieron que los perros mejoraban su aprendizaje sobre la presencia o ausencia de comida en los cuencos entrenados más rápidamente cuando estaba presente el olor del estrés.
Este descubrimiento subraya la capacidad de los perros para detectar y reaccionar al estado emocional de los humanos, lo que podría tener implicaciones importantes para comprender la relación entre humanos y perros y cómo se pueden utilizar estas habilidades para mejorar el bienestar animal y humano. (EFE)