A un año de la pandemia persiste aún la tristeza entre las familias que vieron morir a sus parientes.
Redacción Quevedo
BABAHOYO • El 23 de abril del 2020 es una fecha que quedará marcada para los integrantes de la familia Gonzabay Mancilla. Aquel día recibieron la trágica noticia de que uno de sus seres queridos, Alfonso Daniel Gonzabay Mancilla, había fallecido en el hospital del IESS-Babahoyo debido a un paro cardio respiratorio.
Sus familiares relatan que Alfonso por cuenta propia, al presentar ligeros síntomas de la Covid-19, tomó como precaución dirigirse al hospital, para que le realizaran una prueba que asegurara o descartara si tenía esta enfermedad, sin imaginar que esa sería la última vez que vería a su familia.
Su madre, Betty Mancilla, aún con lágrimas recuerda que su hijo todas las mañanas, antes de irse a trabajar, se despedía de ella, y en ocasiones hasta desayunaban juntos.
“El estaba sano, mi hijo sentía un malestar, tenía tos y para evitar quizás contagiarnos a nosotros, ya que soy de la tercera edad, decidió ir al hospital, sacó su carro, primero llevó a su perro a pasear como todos los días, y se fue al hospital, ya ahí decidieron dejarlo internado, y por medio de los hermanos nos hacía video llamadas y mandaba fotos, pero no regresó más”, precisó la madre.
La última fotografía que envió Alfonso, a sus seres queridos, fue el 22 de abril, cuando le estaban realizando una terapia respiratoria, donde les pidió que le llevaran agua, debido a que estaba sediento, posteriormente al siguiente día cerca de las 23:00 falleció.
No pudo despedirse
Cabe recalcar que en aquellos días exitían restricciones de circulación vehicular y humana, donde no había transporte público, ni paso para los vehículos privados.
Liseth Gonzabay hija menor del fallecido y Leonor de Loor, su esposa, no pudieron asistir al sepelio, ya que se encontraban en Guayaquil, debido a que hace pocos días Liseth se había convertido en madre por primera vez. Ante esta situación les tocó ver el sepelio de su ser amado, mediante video llamada.
“Despedir a mi hermano fue muy duro, él era el mayor de siete hermanos, a mi mamá le tuvimos que decir que había muerto, ya cuando trajimos el cuerpo a velar unos minutos a la casa, por el tema Covid-19, no se podían ni hacer velorios, fue duro ver a mi sobrina y mi cuñada llorar, y no poder estar aquí en el entierro, de su padre y su esposa”, comentó Tomas Gonzabay hermano del fallecido.
Al igual que esta familia, hay muchas personas en todo el país que aún no asimilan la pérdida de sus seres amados, un año ha pasado y los recuerdos aún siguen latentes. La Covid-19 dejó secuelas en todos lados, en el 2020 y lo que va del 2021. Los restos de Alfonso Gonzabay reposan en el campo santo Parques de La Paz en la vía Babahoyo-Chilintomo. (DGR)