Para muchos el comercio informal es su principal fuente de ingresos.
Con el retorno a las clases, el comercio informal también se activa en los exteriores de las instituciones educativas de Quevedo. Los alumnos suelen acudir a estos puestos de comida rápida después de las clases para satisfacer sus necesidades de alimentos, bebidas y otros productos.
Este tipo de comercio no solo es una práctica común, sino también un medio de subsistencia para muchas familias en la ciudad. La falta de empleo en la actualidad ha obligado a muchos a involucrarse en microemprendimiento, encontrando en la venta de productos a estudiantes una oportunidad para ganarse la vida y mantener a sus familias.
Los comerciantes se adaptan a pequeños espacios para realizar sus ventas diarias, ofreciendo una variedad de productos que van desde alimentos hasta artículos de papelería, prendas de vestir y productos de entretenimiento. Esta proximidad con las instituciones educativas no solo proporciona una clientela potencialmente constante, sino que también satisface demandas especificas de la comunidad escolar.
La informalidad implica operar al margen de las regulaciones gubernamentales, lo que resulta en la falta de protección laboral y social para quienes trabajan en este sector. La falta de acceso a servicios básicos, la inseguridad laboral y la vulnerabilidad frente a la restricción y el abuso son desafíos comunes que enfrentan quienes se desenvuelven en este ámbito.
Bajas ventas
Debido a la inseguridad en el país, el presidente declaró el conflicto armado interno el pasado 9 de enero de 2024, lo que llevó a los estudiantes a concluir las clases de manera virtual en el periodo anterior. Esta medida también impactó significativamente a los comerciantes, provocando una disminución en sus ventas y obligándolos a buscar otros lugares para vender sus productos.
Alfredo Gudiño mencionó que a menudo se ve obligado a enfrentar el miedo y arriesgarse para poder completar sus ventas diarias, ya que de ello depende el sustento de su familia.
“Lo que gano en mi negocio, solo me alcanza para su sustentar a mi familia y sobrevivir”, Carlos Alquilema.
Relato
Teófilo Pacheco, de 60 años, otro comerciante informal, reveló que ha estado ofreciendo sus refrescos de granizados a los estudiantes frente a la Unidad Educativa Nicolás Infante Díaz durante más de 20 años. Señaló que este trabajo es su principal fuente de ingresos y gracias a él pudo costear la educación de sus hijos. A pesar del aumento del IVA en el país, mantiene el precio de sus bebidas refrescantes en $0.50, y espera que con el regreso a clases sus ventas diarias mejoren. (MB)
Dato Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en el primer trimestre del 2024 la tasa de desempleo se ubicó en el 4.1%.
Cifra Alrededor de 4,4 millones de personas en Ecuador laboran en el sector informal.