Toboganes rotos, columpios oxidados y estructuras inseguras, en parques infantiles.
En diferentes sectores de la ciudad, como la parroquia San Camilo y la parroquia 7 de octubre en Quevedo, se observa un preocupante deterioro en los parques infantiles, que representan más que simples áreas recreativas. Estos espacios son fundamentales para el desarrollo físico, social y cognitivo de los niños, pero lamentablemente, su estado actual limita severamente estas oportunidades.
Estado de los juegos
El mal estado de los parques es evidente, con toboganes rotos, columpios oxidados y estructuras inseguras, además de la ausencia de luminarias en muchos casos. Esta situación no solo representa un riesgo para la seguridad física de los niños, sino que también les impide disfrutar de un entorno seguro y estimulante para jugar y aprender.
Una preocupación adicional es la acumulación de agua en los días lluviosos, especialmente en los toboganes rotos. Estos charcos estancados pueden convertirse en criaderos de mosquitos, aumentando el riesgo de enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue, que actualmente afecta la salud de la población.
El deterioro de los parques infantiles no solo afecta a los niños, sino que también tiene un impacto en toda la comunidad. Un parque bien mantenido no solo es un lugar para que los niños jueguen, sino que también es un punto de encuentro para familias y amigos, promoviendo la unión social y la calidad de vida.
Los ciudadanos instan a las autoridades a abordar esta situación para garantizar que los parques infantiles sean lugares seguros, saludables y agradables para todos. Recordando que estos espacios son fundamentales para el desarrollo infantil ya que promueven la actividad física, la creatividad y el bienestar general de los niños. Por lo tanto, es crucial que se tomen medidas para asegurar que estos espacios cumplan su función vital en la comunidad. (MB)