Virgen del Cisne, una esperanza para los comerciantes

HÁBITO. La venta de artesanías es una costumbre durante la visita de la Virgen de El Cisne.

La llegada de la sagrada imagen a la iglesia catedral genera ilusión en quienes venden artículos religiosos.

Sobre una pequeña mesa reposan las velas de María Mercedes Dosorio, quien expende productos religiosos en los exteriores de la iglesia catedral.

María Mercedes es de Quito. Todos los años viaja a Loja con el fin de comercializar su mercadería, aprovechando el arribo de la Virgen de El Cisne, festividad que atrae a devotos de diferentes partes del país.

RELIGIÓN. Miniaturas de santos elaborados en cerámica.

La madre de familia manifiesta que en la capital también se dedicaba a este negocio, sin embargo, por motivos de salud, sus hijos le aconsejaron que tome un descanso. La emprendedora hizo caso omiso a las recomendaciones dadas por sus sucesores, por lo que decide, una vez al año, viajar a la ciudad castellana, con el único objetivo de continuar con las ventas.

Atiende al público desde el pasado 21 de agosto y espera permanecer en Loja hasta el mes de noviembre. Su jornada laboral inicia a las 05:00 y termina a las 20:00. En su pequeño local se pueden encontrar velas, inciensos de caja, sahumerios, palo santo, vino, aceite del santísimo, entre otros productos que los adquiere a proveedores de Quito y Cuenca, principalmente.

Explica que por motivo de la pandemia la afluencia de devotos ha disminuido, en comparación con años anteriores. Reconoce que la crisis sanitaria del 2020 le desfavoreció, ya que las festividades religiosas se suspendieron. Hoy en día retoma con mayor impulso el negocio y espera seguir ejerciéndolo.

CREATIVIDAD. La mayoría de los collares y pulseras son diseñados por los propios comerciantes.

Un panorama similar vive Brayan Samaniego de 21 años. El joven lojano comercializa artesanías de la Virgen del Cisne, entre otros artículos elaborados con madera, piedra y cerámica. Dice que este trabajo forma parte de una tradición familiar que se ha mantenido a por más de media década.

El arribo de la sagrada imagen a la iglesia catedral es una esperanza, debido a que le permite reactivar su economía, pese a existir escaso movimiento mercantil. Labora con su esposa, suegra y cuñadas, quienes están gustosas de ofrecerle al público una variedad de rosarios, manillas, llaveros, esculturas, pirámides, libros, urnas, entre otros.

Considera que la difícil situación de pandemia del 2020 les impidió realizar esta actividad, por lo que en aquel entonces se dedicaron a comercializar implementos de bioseguridad como mascarillas y alcohol: “buscamos la manera de sobrevivir”, agrega.

Finalmente, hace una invitación a la ciudadanía a que se acerque a la catedral y que apoye a su negocio, el mismo que atiende en un horario de 06:30 a 19:30.

VENTAS. María Mercedes junto a su pequeño negocio de velas.
TOME NOTA

Las velas son el producto que más adquiere el público.

EL DATO

Con sus manos, María Mercedes hace algunos sahumerios.