Teresa Sánchez: “si volviera a nacer, sería de nuevo enfermera”

Teresa Sánchez: “si volviera a nacer, sería de nuevo enfermera”
PROFESIONAL. María Teresa Sánchez, primera enfermera provincial.

Los niños son su motivación. Fue la primera presidenta de la Asociación de Enfermeras – Núcleo de Loja.

Como una mujer activa, trabajadora y católica, así se define María Teresa Sánchez Luzuriaga, destacada profesional de la Enfermería. Nació un 4 de abril de 1935 en Loja. Es viuda de Galo Ochoa, con quien procreó cuatro hijos, que luego les dieron 10 nietos y siete bisnietos. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Santa Mariana de Jesús, institución que la incorporó como bachiller de la República.

Es la primera enfermera provincial, y al revisar su historia, resalta su inteligencia y humanismo, unidos en la intensa labor de la ayuda asistencial. Ha hecho de su vida un apostolado, un himno perenne de fe y amor, un derroche de generosidad espiritual, silente y discreto. Es consciente de que la gloria solo acobija a aquellos que se olvidan de sí mismos para pensar en los demás.

En entrevista con diario La Hora, Teresita Sánchez, como le dicen de cariño sus familiares y amigos, ofrece detalles de su vida personal y profesional.

¿Qué recuerdos tiene de su niñez?

Mi infancia fue muy hermosa. Soy la última de nueve hermanos, por lo que era la niña consentida de casa. Mi familia siempre me dio motivos para estar feliz y sentirme afortunada.

La vida también me dio situaciones difíciles. Cuando tenía cinco años falleció mi padre en un accidente de tránsito. Este hecho nos marcó a todos, en especial a mi madre, quien no soportó el dolor y murió 10 años después, en 1951.

Pasamos momentos complicados, sin embargo, tomamos fuerza y continuamos con el camino, iluminado por nuestros dos ángeles en el cielo. Recuerdo a mi mamá como una mujer muy trabajadora, quien con esfuerzo logró tener su propio almacén ubicado en el centro de la ciudad. Gracias a este emprendimiento, mis hermanos y yo solventamos las necesidades económicas de la casa.

Lamentablemente, siete de mis hermanos ya han fallecido, dejándonos una profunda tristeza. No obstante, ante la ley de vida no podemos hacer nada, y el único remedio es aceptar.

¿Cuándo descubrió su gusto por la Enfermería?

Cuando era pequeña, siempre que jugaba con mis amigas, yo era la enfermera que ponía las inyecciones. Desde ese momento supe que me gustaba esta profesión y me esforcé para hacerla realidad. Es así como en el año de 1958 obtuve mi título en la Escuela Nacional de Enfermeras de la Universidad Central de Quito.

Después de haber trabajado por cerca de dos años en Tenguel, provincia del Guayas, retorné a mi tierra natal en 1960. Los 10 años posteriores me dediqué a criar a mis hijos, hasta que en 1971 retomé mis actividades. Trabajé en una Jefatura de Salud, donde se brindaba atención a madres, niños y adultos mayores. También aporté en la organización de cursos para auxiliares de Enfermería, debido a que existía alta demanda de personal en esta área.

Con orgullo puedo decir que durante 34 años he ayudado a mucha gente, principalmente a mujeres embarazadas, para que entiendan la importancia de los controles médicos durante su etapa de gestación. Guie a padres de familia sobre el correcto cuidado de los hijos, a fin de prevenir enfermedades propias de los niños como la tos ferina, sarampión, difteria, tétanos.

Además de servir a otros seres humanos, pude aplicar mi experiencia y conocimientos dentro de mi hogar. Mis hijos nunca se enfermaron, porque siempre estuve alerta ante cualquier anomalía en su salud.

COMPARTIR. Junto a una compañera en el Hospital Eugenio Espejo, en Quito.

¿Fue difícil ser enfermera en Loja?

En un principio sí. Hace muchos años llegaron a Loja dos enfermeras graduadas de la Escuela de Enfermería en Quito, con la intención de trabajar en el Hospital San Juan de Dios, sin embargo, los médicos de aquel entonces no las aceptaron, por lo que retornaron nuevamente a la capital.

Afortunadamente, en los años siguientes, Betty Palacios y mi persona ya no tuvimos que afrontar esta situación, puesto que fuimos bien recibidas y consideradas por los doctores, quienes comprendieron que nuestra profesión es indispensable en las unidades operativas. Posteriormente, en 1973, me otorgaron el nombramiento de enfermera categoría 4, convirtiéndome en la primera enfermera provincial.

¿Alguna anécdota que quiera compartir?

Claro que sí. Cuando realizaba mis prácticas en el Área de Maternidad del Hospital Isidro Ayora en Quito, atendí a un niño de piel morena, hijo de una joven paciente esmeraldeña de 16 años. Al ver que el infante tenía altas probabilidades de morir, le di la bendición y lo bauticé como “mi negro”. Me esforcé para que incremente sus defensas, y gracias a Dios creció y se puso hermoso. Recuerdo que cuando le decía “mi negro”, me miraba y sonreía. El bebé cumplió tres meses, pero veía muy poco a su madre, debido a que esta se encontraba delicada de salud.

Como enfermera me sentí muy contenta por la criatura, sin embargo, jamás me imaginé que una asfixia acabaría con su vida. En ese instante, una gran pena invadió mi corazón, porque le tomé un gran afecto.

¿Qué reconocimientos ha recibido?

Algunos de ellos son: fui la primera presidenta de la Asociación Ecuatoriana de Enfermeras – Núcleo de Loja, tras ser elegida por mis compañeras.

En el mes de noviembre de 2021, la Asociación Iberoamericana de Mujeres Empresarias (AIME) capítulo Loja, nos rindió homenaje a cuatro insignes de la Medicina: Mercedes García, Alba Cabrera, Mercedes Palacios, y mi persona. Esta condecoración se realizó al recordarse 100 años de vida profesional de la ilustre Matilde Hidalgo de Procel.

EVENTO. Reconocimiento Matilde Hidalgo, por su destacada trayectoria profesional.

¿Pasatiempo, música y comida favorita?

En mis tiempos libres me encanta tejer. Durante la pandemia hice dos cobijas, algunas blusas y bufandas que regalé a mis seres queridos. En lo que respecta a música, me agrada escuchar pasillos, mientras que para bailar prefiero los boleros. Finalmente, en materia de gastronomía me gusta la arveja con guineo y aguacate, la guatita, la horchata, entre otros alimentos.

¿Cuál es su mensaje para los estudiantes de Enfermería?

Les puedo decir que concluyan la carrera y que la honren con mucho amor y dedicación. Este es un trabajo noble que se lo hace en beneficio de la humanidad que lo necesita. Es una profesión que deja grandes experiencias, amistades y satisfacciones.

 

EL DATO

En 1972, por iniciativa del doctor Hugo González, se concretaron proyectos muy importantes, como la creación de hospitales en Vilcabamba, Celica, Puyango.