El 25N, opacado

El miércoles desperté con información, reportes y testimonios compartidos por colegas, amigas y ONGs sobre violencia contra la mujer. A las 11:00, los medios del mundo entero se volcaron a hablar sobre el fallecimiento de Maradona. No pude evitar pensar, “qué le costaba esperar 24 horas más” y lo digo con decepción de mi misma porque una persona acababa de morir y porque amo el fútbol.

Mi indignación llegaba porque esto iba a anular la lucha del 25N. Porque para quienes todavía no han reventado su burbuja, el mundo, conmemora el 25 de noviembre en miras a erradicar la violencia contra la mujer. Un 25N que existe por el violento asesinato de las hermanas Mirabal y que es imperante y urgente por las más de 100 mujeres asesinadas, en Ecuador seis de aquellas niñas, en lo que va de 2020. Porque pocos alzan su voz por las desaparecidas, violadas, acosadas y abusadas.

Porque es más fácil llorarle al futbolista. Siempre será más fácil mostrarnos como verdaderamente somos, apáticos. La apatía es la verdadera cara de cientos que se han desenmascarado durante este tiempo. Porque la historia de quien es considerado hoy una deidad, siempre será tomada más en cuenta que la de las mujeres.

“A menudo las mujeres son ofendidas, golpeadas, violadas, inducidas a prostituirse… Si queremos un mundo mejor, que sea casa de paz y no patio de guerra, debemos hacer, todos, mucho más por la dignidad de cada mujer.” Esto lo dijo el Papa y al menos él, es argentino. Hoy les invito a cuestionarse y responsabilizarse. Para quienes tienen como opción quedarse llorando por alguien más en un día como el 25N, los invito a incomodarse, por que acá, lloramos por las que siguen matando, violando y desapareciendo.