Su vida artística le permitió conocer Europa, América, pero volvió a su natal tierra que extraña su legado musical.
Eduardo Bolívar Ruíz Luna nace en Loja al entorno de una atmosfera intelectual y artística, en el barrio San Sebastián donde vivieron Pío Jaramillo Alvarado, Segundo Cueva Celi y Emiliano Ortega Espinoza.
Su madre es Zoila Hortencia Luna Alvarado y su padre Salvador Ruiz Bustamante. Su estirpe artística está ligada al compositor Salvador Bustamante Celi desde el nacimiento de Eduardo Ruiz el cinco de enero de 1940.
De niño es presentado en la escuela José Antonio Eguiguren, recogiendo siempre el aplauso y el afecto de sus compañeros. Su voz fue infaltable en las ceremonias y actos de confraternidad de los hermanos cristianos.
Inspiración
En su adolescencia continúa su trayectoria artística con los hermanos Pillajo en el célebre barrio San Sebastián. En la década 60, el maestro Segundo Puertas Moreno, prepara sus discípulos: Édgar Palacios, Esteban Valarezo, Medardo Luzuriaga… Se forma el primer conjunto artístico “Los Delfines”, siendo Eduardo el vocalista, con Jorge Ochoa Valdivieso.
En Inglaterra The Beatles impactaba en el ámbito continental. No obstante, la tradición artística de Loja conservaba su creación a través de estos jóvenes talentos que partieron de Loja a Rumania y a Cuba. Los aires de Europa permiten un completo desarrollo del talento del joven artista Eduardo Bolívar.
Logros
Es invitado especial en los festivales de “La Lira y la Pluma” de la Universidad Nacional de Loja. Un momento emotivo se sintió en el Teatro universitario, cuando Eduardo, como ganador del festival, se dirigió al autor de la melodía triunfadora y entregó la lira a Manuel de Jesús Lozano.
Eduardo participa en un concurso nacional en Guayaquil, donde obtiene el máximo galardón “La Banana de Oro”. Esta conquista le faculta vincularse con lojanos residentes y colaborar en la voz de Loja que se transmitía por la emisora guayaquileña “Ondas del Pacifico”.
Experiencia
Se relaciona con artistas como Nicasio Safadi, Lauro Guerrero Varillas y otros ilustres musicólogos interpretando las canciones inmortales de la generación de los decapitados, los poetas de los años 30. Un ejemplo es Medardo Ángel Silva.
Organiza el trio madrigal con Marco Idrovo y Rodrigo Galarza. Integra las melodías que fueron parte del mundo latinoamericano desde México hasta Argentina.
En la memoria de la cultura lojana está presente su voz con artistas como Ulvia Garcés, Adriano López, Petronila Burneo y otras personalidades. El trabajo creativo de Eduardo es más relevante junto con la gracia e inteligencia de Lucho Gálvez, como animador de programas artísticos nacionales e internacionales.
Interpretó con Marcos Ochoa Muñoz, Manuel de Jesús Lozano, Cesar Alberto Ortega. Flavio Vallejo, Guillermo Sagbay, Galo Terán, Guillermo Espinoza.
Al exterior
Viaja a Canadá. En Toronto se integra a las asociaciones ecuatoriano-canadienses. Siempre con su mensaje fraterno para los ciudadanos de los países del norte. Trascendental momento fue una noche de teatro de la capital de Ontario al intervenir con el tema “El Rondador”.
Participa en un festival de la canción italiana donde obtiene el primer premio. En Italia, conviene rememorar al prestigioso restaurante “Di Argo”, donde actúo con una selección de la canción italiana, española mexicana y griega.
En Toronto compuso una canción a su madre “Madre mil veces tu”. En Roma al caminar por las Orillas del Tiber le vino al espíritu el color de los sauces, el Arupo y las cristalinas aguas de los ríos lojanos. Ahí se inspira para escribir: “Loja Romántica” y “Rosa Blanca”.
Su paso por California, Los Ángeles, Las Vegas como intérprete en los teatros, radio y televisión efectuando grabaciones en lengua inglesa, tenemos “I wish you love”, “Te deseo amor”, “Canción de orfeo negro”, “Black orpheu’s”, “Feelings”, entre otras adaptadas a su estilo.
Es pertinente evocar al maestro Xavier Cugat, quien con su experiencia y creatividad artística en Los Ángeles, Japón y otros países, influye en la voz de Eduardo.
Eduardo con su conocimiento de Europa y Norteamérica comprendió que: “la riqueza está en la búsqueda de la diferencia de las culturas de la humanidad”.
De vuelta
Eduardo realiza una gira por su país natal y otras naciones de Suramérica incluyendo México y Centro América. En la capital federal mexicana conservaba relaciones con los artistas de la nación azteca.
Su conocimiento en Europa y de América no lo enajenó. Al triunfar en la capital de la provincia de Ontario lleva en su corazón el cielo y el perfume de su ciudad. Recuerda a Marcos Ochoa Muñoz cuando le escogió para que interprete la sublime canción “La flor zamorana”.
Gratitud
Su labor ha sido reconocida por las instituciones públicas. La ciudad también lo recuerda como un deportista dentro de la gloriosa incertidumbre del deporte, como narrador. En su hogar, con su esposa, con sus hijos al igual que con sus hermanos y amigos, siempre entregó lo mejor de él. Sus hijos acariciaran sus deseos. Y, los acompaña el arco iris con sus colores de amor y de esperanza.
Cuando contempla desde el balcón de su casa, los colores indecisos del crepúsculo andino, le viene al espíritu, similar a un guitarrista del atardecer, varios versos de una determinada melodía. Eduardo Bolívar Ruiz Luna: ¡siempre tiene un noble corazón!
EL DATO
Eduardo lleva en su corazón el cielo y el perfume de su ciudad.
TOME NOTA
Destacó no solo en la interpretación, sino en conservar los valores de la cultura de Loja con su mensaje fraterno y solidario.
