BRONCA

Eddy Arrobo Rodríguez

Como dijo el cantautor del pueblo, Carlos Portela, “estoy repleto de bronca, de una bronca que no es nueva, que desgarra, que subleva, porque vengo de la tierra donde proliferó la abundancia, el trabajo y la esperanza”.

Bronca, porque se aplaude al «pícaro», al que se lo tilda de inteligente y hasta sabio, en detrimento de aquellos que viven de sus méritos y su esfuerzo personal; bronca, porque admiramos a los ventajistas, a los «vivos», a aquellos que sacan provecho de cualquier situación favorable, por más inmoral que fuera; bronca, porque los admiramos en lugar de repudiarlos.

Bronca, porque se eligen mandatarios incapaces y políticos codiciosos e inescrupulosos que con afán de poder, hacen de los partidos políticos sedes de delincuencia organizada; bronca, por un país con deterioro de valores éticos y morales, con impunidad recurrente y una administración de justicia cuestionada por su falta de credibilidad que alienta a la corrupción; bronca, por el ejercicio de controles institucionales sin independencia, con escaso profesionalismo y totalmente politizado; bronca, por un mínimo compromiso con lo público y el bien común, llegando así a la asfixiante y frustrante situación actual de un país en bancarrota; donde hubo un economista o más bien un oportunista, que hizo su propio imperio, hacedor del atropello, del derroche y la ambición, autor de la inmundicia que arrasó con lo legal, implantando un nuevo mal, el de la coima y la corrupción.

Bronca, porque no hay garantías que respeten la voluntad del pueblo expresada en el voto y por la escasa participación ciudadana en la vida pública que sirva de control; ¡bronca, pues, habiendo tanto candidato para las diferentes dignidades, no hay por quién votar!

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