Margen de maniobra

Quienquiera que sea el próximo presidente de Ecuador, hay que prepararse desde ya para tenerle paciencia. Independientemente de las promesas que haga en campaña o de la ideología que profese, la verdad es que el futuro mandatario tendrá un margen de maniobra diminuto. No será más que un desdichado administrador de las consecuencias de decisiones pasadas y ajenas.

Ecuador enfrenta el acuciante problema de ser un país que produce poco, vende poco y debe mucho, y no cambiará de forma milagrosa en cuatro años, en tanto gran parte de la culpa yace en factores prácticamente inmutables, como la geografía o la demografía.

Muchas veces ponemos nuestras esperanzas en creencias que no son más que mentiras piadosas (como esa de que “somos un país rico, pero los políticos se lo roban” y su peligroso corolario de que basta con suprimir la corrupción para prosperar) y olvidamos que cualquier transformación meramente moral o espiritual de nuestra clase política no necesariamente tendrá un gran impacto en las condiciones de vida.

Con políticos honestos, hoy por hoy, no seríamos un país rico, sino apenas un país pobre gobernado por políticos honestos; no hay nada que diga, ni en la vida de las personas ni de los países, que la integridad garantizariqueza. Nos gusta exigir que “recuperen lo robado” o que se busque la forma de repatriar ese tercio de nuestro PIB que se encuentra en paraísos fiscales, pero la verdad es que, en la práctica, semejantes anhelos no son más que quimeras e, incluso si se lograrían, no alcanzarían para comprarnos un nuevo inicio.

Ni siquiera otro precio milagroso del petróleo alcanzaría esta vez, dada la profundidad del agujero, y un hipotético boom minero tardaría demasiado en dar frutos. ¿Exportar migrantes? Aunque Europa eliminase la visa de turismo, el mercado laboral europeo ya no es el mismo que en 1999.

No nos queda sino el camino largo y arduo sobre el que hemos escuchado dos décadas de cantaletas: liberalización laboral y comercial, enfoque en exportaciones, paulatina atracción de inversión extranjera, reducción espontánea del gasto público, etc. Aunque no nos guste, decisiones pasadas como la dolarización y el endeudamiento limitaron muchísimo nuestras opciones.

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