Aumentan los contagios en parroquias rurales de Quito

Forma. San José de Minas durante una toma de pruebas rápidas donadas.
Forma. San José de Minas durante una toma de pruebas rápidas donadas.

Los casos de duplicaron el último mes. El control comunitario es básico si se quiere ‘frenar’ el colapso hospitalario de la capital.

Desde que los contagios por Covid-19 empezaron a crecer en Pichincha, Quito ha sido el cantón que registra el porcentaje más alto (90,42%). Mientras que las parroquias rurales no tenían casos o registraban índices bajos. Es el caso de San José de Minas, en la parte norcentral de Pichincha, a 80 kilómetros de Quito.

En junio registró su primer caso, para el 9 de julio tenía seis y hasta ayer, 12 de agosto, registraba 15. Es decir que en un mes duplicó sus cifras.

La realidad es similar en otras parroquias. Nayón pasó de 52 a 83 casos, entre julio y agosto. En el mismo lapso, Alangasí subió de 89 a 133, Amaguaña de 85 a 128, Atahualpa de 10 a 20 y en todas las más de 30 parroquias se reportan el incremento.

José Sánchez, infectólogo, señala que mucha gente viaja hasta la capital para trabajar, por lo que ‘movilizan’ el virus. En estos lugares -que tienen entre 1.000 y 15.000 habitantes- a penas hay subcentros de salud. “Si no hay control temprano en estas poblaciones, el colapso sanitario no se va a detener”.

Falta de pruebas

José (nombre protegido) es presidente de la Junta de una parroquia ubicada al noroccidente de la capital. El representante señala que los casos confirmados son detectados en los sitios de trabajo o tras presentar síntomas. “Las familias se aíslan, pero debe haber más casos asintomáticos”, indica.

José dice que a través de donaciones han conseguido realizar jornadas de pruebas rápidas, pero hace unas semanas pidió a la Prefectura de Pichincha instalar carpas de triaje similares a las que hay en Quito. “Todavía no nos responden, pero sé que a Tambillo ya llegaron”.

Efectivamente, el 10 de agosto se realizó en dicha localidad, desde la Prefectura, 1.500 pruebas rápidas. Sin embargo, no se ha detallado los resultados de las mismas.

Sánchez ratifica la necesidad de realizar pruebas PCR que son las únicas que permiten detectar el virus, especialmente en pacientes asintomáticos que, como explicó la Secretaría de Salud, la semana pasada, representan el 85% de casos en Quito.

La misma institución ha anunciado que se trabaja en convenios con universidades para llegar a comunidades rurales con pruebas diagnósticas, aunque todavía no se ha concretado. (AVV)

Vigilancia comunitaria, como parte de la solución

El experto en salud pública Alfredo Navez explica que, en espacios pequeños, donde la gente es más cercana y todos se conocen, es más fácil aplicar la vigilancia comunitaria. “Es cierto que las autoridades deben llegar y realizar ‘test’ pero mientras eso pasa, el autoconfinamiento y la responsabilidad ciudadana juega un papel fundamental”, añade. Señala que se puede realizar encuestas puerta a puerta o a través de chats comunitarios en los que la gente describa si tiene o no síntomas.

“Pasa mucho que los operativos no se trasladas a estas zonas, entonces casi no aplican el toque de queda, las familias se visitan más y creen que el virus solo está en la urbe y no es así”. Los números lo demuestran pues, hasta el momento, en las zonas rurales de Pichincha ya se concentran el 20% de los contagios. En junio la cifra no pasaba del 8%.

Sin las precauciones, advierte el experto, es más probables que existan contagios familiares. Es el caso de una familia en Machachi, cantón Mejía, donde sus más de 15 integrantes entre jóvenes, adultos mayores y niños contrajeron el virus.