Solución final en Quito

El reajuste del calendario para las próximas elecciones y los constantes allanamientos para detener el mal uso del denominado ‘régimen especial’ en las contrataciones públicas parecen un alarde de corrección política desesperado y desenfado. Faltan 11 largos meses para al cambio de gobierno pero las pasiones desatadas por escándalos de corrupción y miedos acumulados colocan a la población en medio de una realidad asfixiante marcada por la pandemia, el desempleo y la pobreza.

La variabilidad de autoridades del IESS junto a la retención ilegal e injustificada de aportes de los trabajadores en despido intempestivo, sea en una universidad privada o en un canal de televisión. Así como la contratación de obras, amañada y caprichosa, del Municipio de Quito, ejemplifican la malsana actitud de patear problemas extendiéndolos como bola de nieve de impunidad bajo el pretexto de la emergencia sanitaria. Un reparto desbocado y continuado de hospitales y sobreprecios enloquecidos por insumos médicos; con pruebas de Covid 19 caducadas e inservibles porque nunca respondieron a un proceso abierto, libre, espontáneo y de sana competencia como debe ser en democracia; todo al revés, tras la imposición burda del cacique lugareño y el utilitarismo de la cosa pública: abuso, demagogia e imprudencia durante 14 años.

Lo terrible: esa torpeza reiterativa de mezclar y alucinar política con propaganda, donde no falta la convocatoria de apoyo al personaje nefasto y truhán en épocas de coronavirus; todo a cambio del sánduche con cola. Foto cínica y eco del fraude electoral y del apagón intermedio durante el último conteo de votos. Más aún, después de desnudarse ante la opinión pública como radiografía del clientelismo, trama de la componenda, mandaderos de la coima y recalentado en gula del ‘arroz verde-moreno’. Es decir, el compromiso correísta-morenista tan enmarañado en la conducta funesta de alcaldes, prefectos y asambleístas que hoy tejen el mito anticorrupción mientras persiste el saqueo y manejo a su antojo y arbitrio de las finanzas públicas en números rojos.

Eso sí, aún late la inscripción dudosa del movimiento de Daniel Mendoza, el borrón de Diana Atamaint para no ser interpelada; la cercanía de Jorge Yunda con la constructora Geinco, de Gerardo Espinel y las trampitas del ecuavoley para pavimentar las calles de
Quito; la cruel hermandad con FFAA y la Ley Seca como solución final e innovación.

[email protected]

@kleber_mantilla