Más accidentes, menos control

Hever Sánchez M.

En nuestra provincia de Loja, no encontramos un solo control a las salidas de las celebraciones de los carnavales. Muchos conductores casi casi que gateando suben a sus automotores después de largas ingestas de alcohol para dirigirse a sus casas por las carreteras del país. Peatones, niños, ancianos pueden encontrarse con la muerte cada vez que hay festividades. Tal parece que las autoridades trabajaran en otro planeta que ignoran por completo lo que ocurre en estas vías de la muerte.

Cuando ocurren sangrientos accidentes, se destituyen autoridades, se ordenan rigurosas medidas de seguridad, se prometen cambios, pero, al pasar de los días todo cae en el olvido hasta la siguiente tragedia que lamentar. Carros en mal estado transitan todos los días, conductores ebrios conducen como si nada, pero en los escasos controles si es que los hay, algo mágico ocurre que continúan circulando como si todo estuviera en orden.

Transportarse por nuestras carreteras es un verdadero desafío a la muerte. Ya es común que se rebase en curvas, puentes y pasos no autorizados, vehículos parados en la vía sin ningún triángulo o señal que indique peligro, o después de una pronunciada curva. Y nadie, absolutamente nadie controla nada. Si se recorre el país por tierra y si exageramos un poco, es casi casi un milagro llegar con vida al final del camino.

Por desgracia este tema no es nuevo. Todos quienes hemos crecido en este país recordaremos que la historia se repite una y otra vez. Es decir: tragedia, muertos, alarma general, toma de medidas, olvido…tragedia muertos…y así sucesivamente por los siglos de los siglos.

Cuando se posesionan nuevas autoridades por parte del Ministerio del Interior se habla de garantías y de controles en todo sentido, pero muy pocos días les duran esos intereses; en tanto en cuanto se sientan seguros en sus puestos.

Esperemos que las autoridades tomen conciencia de la gran responsabilidad que pesa sobre sus hombros y sean más drásticos en los controles. Las vidas de los seres humanos son demasiado importantes para otros seres humanos y ellos tienen la obligación de preservarlas, cuidarlas y vigilarlas. (O)

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