Los familiares y vecinos de Raúl Y. M., de 68 años, no lo volvieron a ver desde el jueves anterior y, ayer, el olor nauseabundo que emanaba del cuarto en donde él vivía, en una casa rentera, lleva a descubrir que estaba muerto.
La mala noticia afectó a los inquilinos de esa vivienda, ubicada en la calle Olmedo entre las calles Miguel Riofrío y Azuay, al sur de la localidad. Raúl quien se habría dedicado a la bebida falleció, se presume, debido a una intoxicación alcohólica.
Al lugar llegó la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestros (Dinased) para cerciorarse de que la muerte del ciudadano no haya sido violenta y por eso inspeccionaron el cuarto en donde vivía.
El deceso obedecería a una intoxicación alcohólica. El cadáver estaba descomponiéndose. A la vivienda llegó Pablo Jaramillo Luzuriaga, fiscal de turno de la semana, para verificar el lugar y luego ordenó el levantamiento del cadáver.
TOME NOTA
El ciudadano vivía solo, pero al lugar llegaron una hija de él; y, también, una hermana.