Víctor Ramos, oriundo de Calvas, llegó a Santo Domingo en 1962. Lo hizo junto a su familia.
Santo Domingo de los Tsáchilas. Como todo lojano, Víctor Ramos lleva en la sangre el arte y la cultura, su fuerte es la literatura, le apasiona la poesía. Escribió ‘La Mujer de Cristal’, una antología poética. Está por culminar su segundo trabajo literario que lo denominará ‘Cielo Verde’, en referencia a un paraje turístico que tiene el mismo nombre, donde se inspira para escribir.
Por ese amor al arte, en 1996 se unió con un grupo de amigos y lograron crear la extensión de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Santo Domingo. Ha trabajado mucho en el tema cultural, y es miembro del Centro Social Loja ‘18 de Noviembre’, donde se ha desempeñado como presidente, vicepresidente y ha hecho relaciones públicas.
Víctor dice que hablar de Loja, sobre todo de su emancipación política, es referirse a la lucha que tuvieron los pueblos hace 200 años para lograr indepebdizarse de la corona española.
Las costumbres
Víctor es del cantón Calvas. Llegó a Santo Domingo en 1962 junto a su familia, cuando tenía cuatro años, pese a que ha vivido la mayor parte de su vida en tierra Tsáchila, dice que no pierde las costumbres lojanas que aún conservan sus padres, Luis Ramos y María Ramos, quienes se ubicaron en la zona de Praderas del Toachi, donde aún viven.
Es el séptimo de 12 hermanos, estudió en la universidad Central del Ecuador Arquitectura y Urbanismo, carrera que no culminó. Fue docente y formó emprendimientos junto a su esposa, Fanny Ojeda, con quien procreó dos hijos: Ivonne y Alexander.
También le ha llamado la atención el tema periodístico, carrera que culminó, obteniendo el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación. En 1993 creó la revista Huellas que circuló hasta 2000. Ha incursionado en la radio, estuvo en Stereo Max y Festival, siempre en noticias y los fines de semana realizaba programas culturales. (LMM)
EL DATO
El lojano se caracteriza por el lenguaje claro, diáfano, habla pausadamente, porque cree que se debe expresar bien lo que se dice.
Víctor Ramos, oriundo de Calvas, llegó a Santo Domingo en 1962. Lo hizo junto a su familia.
Santo Domingo de los Tsáchilas. Como todo lojano, Víctor Ramos lleva en la sangre el arte y la cultura, su fuerte es la literatura, le apasiona la poesía. Escribió ‘La Mujer de Cristal’, una antología poética. Está por culminar su segundo trabajo literario que lo denominará ‘Cielo Verde’, en referencia a un paraje turístico que tiene el mismo nombre, donde se inspira para escribir.
Por ese amor al arte, en 1996 se unió con un grupo de amigos y lograron crear la extensión de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Santo Domingo. Ha trabajado mucho en el tema cultural, y es miembro del Centro Social Loja ‘18 de Noviembre’, donde se ha desempeñado como presidente, vicepresidente y ha hecho relaciones públicas.
Víctor dice que hablar de Loja, sobre todo de su emancipación política, es referirse a la lucha que tuvieron los pueblos hace 200 años para lograr indepebdizarse de la corona española.
Las costumbres
Víctor es del cantón Calvas. Llegó a Santo Domingo en 1962 junto a su familia, cuando tenía cuatro años, pese a que ha vivido la mayor parte de su vida en tierra Tsáchila, dice que no pierde las costumbres lojanas que aún conservan sus padres, Luis Ramos y María Ramos, quienes se ubicaron en la zona de Praderas del Toachi, donde aún viven.
Es el séptimo de 12 hermanos, estudió en la universidad Central del Ecuador Arquitectura y Urbanismo, carrera que no culminó. Fue docente y formó emprendimientos junto a su esposa, Fanny Ojeda, con quien procreó dos hijos: Ivonne y Alexander.
También le ha llamado la atención el tema periodístico, carrera que culminó, obteniendo el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación. En 1993 creó la revista Huellas que circuló hasta 2000. Ha incursionado en la radio, estuvo en Stereo Max y Festival, siempre en noticias y los fines de semana realizaba programas culturales. (LMM)
EL DATO
El lojano se caracteriza por el lenguaje claro, diáfano, habla pausadamente, porque cree que se debe expresar bien lo que se dice.
Víctor Ramos, oriundo de Calvas, llegó a Santo Domingo en 1962. Lo hizo junto a su familia.
Santo Domingo de los Tsáchilas. Como todo lojano, Víctor Ramos lleva en la sangre el arte y la cultura, su fuerte es la literatura, le apasiona la poesía. Escribió ‘La Mujer de Cristal’, una antología poética. Está por culminar su segundo trabajo literario que lo denominará ‘Cielo Verde’, en referencia a un paraje turístico que tiene el mismo nombre, donde se inspira para escribir.
Por ese amor al arte, en 1996 se unió con un grupo de amigos y lograron crear la extensión de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Santo Domingo. Ha trabajado mucho en el tema cultural, y es miembro del Centro Social Loja ‘18 de Noviembre’, donde se ha desempeñado como presidente, vicepresidente y ha hecho relaciones públicas.
Víctor dice que hablar de Loja, sobre todo de su emancipación política, es referirse a la lucha que tuvieron los pueblos hace 200 años para lograr indepebdizarse de la corona española.
Las costumbres
Víctor es del cantón Calvas. Llegó a Santo Domingo en 1962 junto a su familia, cuando tenía cuatro años, pese a que ha vivido la mayor parte de su vida en tierra Tsáchila, dice que no pierde las costumbres lojanas que aún conservan sus padres, Luis Ramos y María Ramos, quienes se ubicaron en la zona de Praderas del Toachi, donde aún viven.
Es el séptimo de 12 hermanos, estudió en la universidad Central del Ecuador Arquitectura y Urbanismo, carrera que no culminó. Fue docente y formó emprendimientos junto a su esposa, Fanny Ojeda, con quien procreó dos hijos: Ivonne y Alexander.
También le ha llamado la atención el tema periodístico, carrera que culminó, obteniendo el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación. En 1993 creó la revista Huellas que circuló hasta 2000. Ha incursionado en la radio, estuvo en Stereo Max y Festival, siempre en noticias y los fines de semana realizaba programas culturales. (LMM)
EL DATO
El lojano se caracteriza por el lenguaje claro, diáfano, habla pausadamente, porque cree que se debe expresar bien lo que se dice.
Víctor Ramos, oriundo de Calvas, llegó a Santo Domingo en 1962. Lo hizo junto a su familia.
Santo Domingo de los Tsáchilas. Como todo lojano, Víctor Ramos lleva en la sangre el arte y la cultura, su fuerte es la literatura, le apasiona la poesía. Escribió ‘La Mujer de Cristal’, una antología poética. Está por culminar su segundo trabajo literario que lo denominará ‘Cielo Verde’, en referencia a un paraje turístico que tiene el mismo nombre, donde se inspira para escribir.
Por ese amor al arte, en 1996 se unió con un grupo de amigos y lograron crear la extensión de la Casa de la Cultura Ecuatoriana en Santo Domingo. Ha trabajado mucho en el tema cultural, y es miembro del Centro Social Loja ‘18 de Noviembre’, donde se ha desempeñado como presidente, vicepresidente y ha hecho relaciones públicas.
Víctor dice que hablar de Loja, sobre todo de su emancipación política, es referirse a la lucha que tuvieron los pueblos hace 200 años para lograr indepebdizarse de la corona española.
Las costumbres
Víctor es del cantón Calvas. Llegó a Santo Domingo en 1962 junto a su familia, cuando tenía cuatro años, pese a que ha vivido la mayor parte de su vida en tierra Tsáchila, dice que no pierde las costumbres lojanas que aún conservan sus padres, Luis Ramos y María Ramos, quienes se ubicaron en la zona de Praderas del Toachi, donde aún viven.
Es el séptimo de 12 hermanos, estudió en la universidad Central del Ecuador Arquitectura y Urbanismo, carrera que no culminó. Fue docente y formó emprendimientos junto a su esposa, Fanny Ojeda, con quien procreó dos hijos: Ivonne y Alexander.
También le ha llamado la atención el tema periodístico, carrera que culminó, obteniendo el título de Licenciado en Ciencias de la Comunicación. En 1993 creó la revista Huellas que circuló hasta 2000. Ha incursionado en la radio, estuvo en Stereo Max y Festival, siempre en noticias y los fines de semana realizaba programas culturales. (LMM)
EL DATO
El lojano se caracteriza por el lenguaje claro, diáfano, habla pausadamente, porque cree que se debe expresar bien lo que se dice.