Resultados del octubre negro

Hernán Yaguana Romero

Con algo de dudas, y con cierto aire de incertidumbre que todavía está en la atmosfera, vemos cómo el país trata de normalizarse. Ha sido un golpe de nocaut lo que recibió Ecuador durante estos días. Mirando las fotografías aéreas de Quito me viene el recuerdo del famoso radioteatro “La Guerra de los Mundos”, obra de Orson Wells, retrasmitida en Ecuador por radio Quito en 1949, dramatización en la cual seres de otro mundo venían y se apoderaban de la capital, destruyendo todo a su paso.

Este octubre negro nos ha dejado mucho daño físico, destrucción ecológica, pérdidas económicas, muertes, etc., pero, sobre todo, nos ha permitido observar la repugnancia y el odio creado para quien piensa distinto. Las batallas campales vividas en las redes digitales fueron la muestra evidente de que el ecuatoriano no acepta la negatividad del otro, lo ve como enemigo, lo repudia, lo excluye o lo invisibiliza. Este fenómeno social ya detectado en algunos países, fue puesto de manifiesto, en su máxima expresión, en Ecuador.

La positividad a lo igual se impone y prolifera por todas partes, queremos que todo el mundo piense o coincida con nosotros. Pero querido lector eso es dañino. Han (2016) señala que la negatividad de lo distinto es lo que permite poner límites a la mismicidad. Sin la negatividad se produce un aumento irrefrenable de lo igual. Aceptar al otro ayuda a acumular la experiencia del encuentro con alguien distinto. Todo acontecimiento tiene un vínculo ineludible con la negatividad, pues engendra una nueva relación con la realidad, un mundo nuevo, una comprensión nueva de lo que es y será.

No dejemos que nuestro horizonte de experiencias se vuelva muy estrecho y solamente se reproduzca el YO, abramos espacios para construir una nueva sociedad a partir de la aceptación del OTRO. (O)

[email protected]

Hernán Yaguana Romero

Con algo de dudas, y con cierto aire de incertidumbre que todavía está en la atmosfera, vemos cómo el país trata de normalizarse. Ha sido un golpe de nocaut lo que recibió Ecuador durante estos días. Mirando las fotografías aéreas de Quito me viene el recuerdo del famoso radioteatro “La Guerra de los Mundos”, obra de Orson Wells, retrasmitida en Ecuador por radio Quito en 1949, dramatización en la cual seres de otro mundo venían y se apoderaban de la capital, destruyendo todo a su paso.

Este octubre negro nos ha dejado mucho daño físico, destrucción ecológica, pérdidas económicas, muertes, etc., pero, sobre todo, nos ha permitido observar la repugnancia y el odio creado para quien piensa distinto. Las batallas campales vividas en las redes digitales fueron la muestra evidente de que el ecuatoriano no acepta la negatividad del otro, lo ve como enemigo, lo repudia, lo excluye o lo invisibiliza. Este fenómeno social ya detectado en algunos países, fue puesto de manifiesto, en su máxima expresión, en Ecuador.

La positividad a lo igual se impone y prolifera por todas partes, queremos que todo el mundo piense o coincida con nosotros. Pero querido lector eso es dañino. Han (2016) señala que la negatividad de lo distinto es lo que permite poner límites a la mismicidad. Sin la negatividad se produce un aumento irrefrenable de lo igual. Aceptar al otro ayuda a acumular la experiencia del encuentro con alguien distinto. Todo acontecimiento tiene un vínculo ineludible con la negatividad, pues engendra una nueva relación con la realidad, un mundo nuevo, una comprensión nueva de lo que es y será.

No dejemos que nuestro horizonte de experiencias se vuelva muy estrecho y solamente se reproduzca el YO, abramos espacios para construir una nueva sociedad a partir de la aceptación del OTRO. (O)

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Hernán Yaguana Romero

Con algo de dudas, y con cierto aire de incertidumbre que todavía está en la atmosfera, vemos cómo el país trata de normalizarse. Ha sido un golpe de nocaut lo que recibió Ecuador durante estos días. Mirando las fotografías aéreas de Quito me viene el recuerdo del famoso radioteatro “La Guerra de los Mundos”, obra de Orson Wells, retrasmitida en Ecuador por radio Quito en 1949, dramatización en la cual seres de otro mundo venían y se apoderaban de la capital, destruyendo todo a su paso.

Este octubre negro nos ha dejado mucho daño físico, destrucción ecológica, pérdidas económicas, muertes, etc., pero, sobre todo, nos ha permitido observar la repugnancia y el odio creado para quien piensa distinto. Las batallas campales vividas en las redes digitales fueron la muestra evidente de que el ecuatoriano no acepta la negatividad del otro, lo ve como enemigo, lo repudia, lo excluye o lo invisibiliza. Este fenómeno social ya detectado en algunos países, fue puesto de manifiesto, en su máxima expresión, en Ecuador.

La positividad a lo igual se impone y prolifera por todas partes, queremos que todo el mundo piense o coincida con nosotros. Pero querido lector eso es dañino. Han (2016) señala que la negatividad de lo distinto es lo que permite poner límites a la mismicidad. Sin la negatividad se produce un aumento irrefrenable de lo igual. Aceptar al otro ayuda a acumular la experiencia del encuentro con alguien distinto. Todo acontecimiento tiene un vínculo ineludible con la negatividad, pues engendra una nueva relación con la realidad, un mundo nuevo, una comprensión nueva de lo que es y será.

No dejemos que nuestro horizonte de experiencias se vuelva muy estrecho y solamente se reproduzca el YO, abramos espacios para construir una nueva sociedad a partir de la aceptación del OTRO. (O)

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Hernán Yaguana Romero

Con algo de dudas, y con cierto aire de incertidumbre que todavía está en la atmosfera, vemos cómo el país trata de normalizarse. Ha sido un golpe de nocaut lo que recibió Ecuador durante estos días. Mirando las fotografías aéreas de Quito me viene el recuerdo del famoso radioteatro “La Guerra de los Mundos”, obra de Orson Wells, retrasmitida en Ecuador por radio Quito en 1949, dramatización en la cual seres de otro mundo venían y se apoderaban de la capital, destruyendo todo a su paso.

Este octubre negro nos ha dejado mucho daño físico, destrucción ecológica, pérdidas económicas, muertes, etc., pero, sobre todo, nos ha permitido observar la repugnancia y el odio creado para quien piensa distinto. Las batallas campales vividas en las redes digitales fueron la muestra evidente de que el ecuatoriano no acepta la negatividad del otro, lo ve como enemigo, lo repudia, lo excluye o lo invisibiliza. Este fenómeno social ya detectado en algunos países, fue puesto de manifiesto, en su máxima expresión, en Ecuador.

La positividad a lo igual se impone y prolifera por todas partes, queremos que todo el mundo piense o coincida con nosotros. Pero querido lector eso es dañino. Han (2016) señala que la negatividad de lo distinto es lo que permite poner límites a la mismicidad. Sin la negatividad se produce un aumento irrefrenable de lo igual. Aceptar al otro ayuda a acumular la experiencia del encuentro con alguien distinto. Todo acontecimiento tiene un vínculo ineludible con la negatividad, pues engendra una nueva relación con la realidad, un mundo nuevo, una comprensión nueva de lo que es y será.

No dejemos que nuestro horizonte de experiencias se vuelva muy estrecho y solamente se reproduzca el YO, abramos espacios para construir una nueva sociedad a partir de la aceptación del OTRO. (O)

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