‘Que no muera el requinto’

Adolfo Coronel Illescas

Noble expresión de la viceprefecta, María José Coronel Romero, para significar con afecto y gratitud la íntima satisfacción por el éxito del Tercer Encuentro Nacional del Requinto, en homenaje a los 160 años de la Instauración del Gobierno Federal de Loja, y en el que participaron 14 talentosos requintistas del país.

Realizar un evento musical de importancia en esta ciudad, resulta una tarea no muy fácil. Es que el lojano sabe de música, ama la música, que le proporciona su identidad única. Por ello este encuentro con artistas nacionales que practican el requinto, un instrumento del que emanan arpegios, armonías, ritmos y sonidos mágicos, como que constituye para el alma y el espíritu no sólo su alimento, sino una especie de redención que recorriendo el cuerpo se queda en el corazón.

El requinto, un instrumento cercano a la guitarra que llegó al Ecuador en 1950, ha despertado gran interés en el país, notándose en cada provincia verdaderos intérpretes de música popular con talante y talento. Parte de esos músicos nos dieron el martes anterior una velada magnífica. 14 virtuosos del requinto, con gusto y personalidad, con pasión y emoción, atravesaron el corazón de un selecto público que acudió para escucharlos en el Teatro Nacional Benjamín Carrión, y cuya participación provocó emociones, despertó pasiones y dejó lecciones hasta el final, cuando Eduardo “chocolate” Morales como invitado de honor interpretó el albazo “Esta mi tierra linda” e invitó a todos los participantes subir al escenario para juntos entonar este bello ritmo muy nuestro. 14 requintos en escena, cerca de mil personas en el teatro, de pie, alentando, bailando y cantando “Esta mi tierra linda el Ecuador, tiene de todo, ríos, montes y valles sí señor, y minas de oro”, es para sentirse orgulloso de ser ecuatoriano.

Razón tuvo María José decir al cierre de este evento, “Que no muera nunca el requinto”, porque es el instrumento que preludia de manera más sentida la música nacional, particularmente el pasillo, que debemos rescatarlo ante la amenaza de su desaparición. Bien por esta velada de arte musical y por las que deban venir, para despertar el alma, levantar el espíritu y unir la solidaridad con el amor. (O)