El valor del compromiso

Andrés Poma Costa

El valor que se atribuía a las virtudes ya no es el mismo. Cuando algo en particular no tiene o ha perdido su valía, estamos frente a la simplicidad de un envase vacío.

Lamentablemente, el compromiso no es ajeno a lo anterior. Los seres humanos antes que individuos que cumplen su palabra, nos estamos convirtiendo en sujetos que no plasman sus promesas; motivo que genera retroceso y destruye la confianza. En definitiva, la ausencia de seriedad nos vuelve menos.

Varios de los problemas que como sociedad enfrentamos, se deben justamente a la falta de compromiso. Entre otras razones, ésta es una realidad determinante para detener el desarrollo; aspectos como la desigualdad, la injusticia y el deterioro social en sí, no surgen por casualidad, sino que son el resultado de la inacción irresponsable de las obligaciones contraídas. Es decir, no nos estamos ocupando de los temas esenciales, los cuales a través de los valores, son la base para la construcción de objetivos sólidos. Por ello, bien podríamos señalar que las razones de nuestras dificultades no son únicamente las que por costumbre pensamos, sino las que obviamos por asumirlas superadas.

El compromiso construye y es necesario para sembrar futuro. Actuar con este valor no es imposible y tampoco representa un reclamo obligatorio de perfección, simplemente es hacer lo que uno debe y puede realizar. Si desempeñamos a cabalidad nuestras obligaciones, seguramente habrá progreso.

Una mejor sociedad será aquella en la que el compromiso esté arraigado a la conciencia, y en donde por iniciativa propia demos cumplimiento a las responsabilidades recibidas. Entonces, cuando llevemos nuestra palabra a la práctica y el compromiso se vea reflejado en hechos, seremos finalmente quienes por naturaleza estamos destinados a ser. (O)

Twitter: @andrespomacosta