Más allá del ‘Tiempo’

Cantautor. En La Estación, su espacio y lugar donde grabó su último videoclip.
Cantautor. En La Estación, su espacio y lugar donde grabó su último videoclip.

Damián De la Torre Ayora

La primera guitarra de Fabián Jarrín fue una escoba: sus dedos sacaban sonidos imaginarios. Después vino una raqueta de tenis: quién diría que así afinaba sus rasgados. Hasta que, por fin, su papá le dio una sencilla guitarra Folk, y de ahí los dedos irían ganando las destrezas de un pistolero del Viejo Oeste, los sonidos que imaginaba eran más fuertes que una burbuja.

“Claro, me tocó la Folk porque mi papá no me prestaba su vieja guitarra Núñez, un instrumento que, fíjate, terminé de restaurar hace años y es todo un tesoro”.

¿Tu papá fue quien te enseñó a tocar la guitarra?
Me motivó, más que enseñar. Decía que él era solo un aficionado, un guitarrista amateur. Ahora entiendo que eso fue un signo de amor.

Mientras responde, Fabián se acomoda de mejor manera. Se relaja mientras su cuerpo se recuesta en una de las sillas de La Estación, ese restaurante cultural que es su parada, el sitio donde grabó, justamente, el videoclip de ‘Tiempo’. El lugar donde su ser, por un instante, viaja hacia el pasado y recuerda aquellas melodías de su niñez.

Es que el ‘Tiempo’ no solo vale oro, pues es mucho más preciado para el cantautor ecuatoriano, quien tituló así al tema que da vida a su último trabajo discográfico.

Decir ‘un disco’ en estos momentos es toda una proeza, cuando las plataformas auditivas son avasallantes. Quizás esto se entienda porque ‘El Negro’, como se le conoce con cariño al trovador y poeta, mira lo ideal y lo tangible de manera unificada. Sabe que el sonido es esa alma que viaja por toda la atmósfera y se ubica sin problemas en Spotify, pero sabe mucho más que el cuerpo es indispensable: la carne está en su CD.

“No puedes darle la espalda a la tecnología. A la hora de grabar, esta ayuda mucho con tutoriales, avances con micrófonos y software. Sí, son una limitante con su enorme ventaja. Un camino siempre es un obstáculo. Se agradece lo virtual, y por eso el disco también está disponible ahí. Se llega a un público. Pero, ¿sabes? Me gusta la idea de que todo es como un libro, me gusta esa idea de lo físico, es como un apretón de manos, como darse un abrazo”.

En partituras
“¿Qué vas a hacer si el tiempo pasa tan rápido? Si el sueño, sueño fue y sus cenizas vuelan al viento de otro sueño que un día… pasará también”. Así arranca la canción ‘Tiempo’, mientras una melodía dulce se apodera de las cuerdas de Fabián y el viento vibra con el soplo de Víctor Murillo en la zampoña y el quenacho.

Viéndolo en el video y sintiendo sus notas y palabras, se comprende que ‘El Negro’ apuesta por lo más complejo, es decir, por preguntar(se) desde la simpleza.

¿El reto está en la sencillez de la palabra?
Una buena pregunta conlleva una buena respuesta. Es un signo de que se ha madurado. Años atrás no le ‘paraba balón’ a simplificar el lenguaje. Ahora me doy cuenta de que una imagen fuerte puede venir de una palabra simple. Lo importante es no caer en la imagen simplona de todos los días y hay que borrarse la idea de que las palabras sencillas abaratan el discurso.

Además del trabajo del lenguaje, hay más retos para el trovador. ¿Cómo está la canción de autor en la actualidad?
Complicada. Antes era fácil saber en qué lado estaban las mayorías y las minorías, se diferenciaba quiénes necesitaban voz: ahora todo está más mezclado. Insisto en la importancia de la manera de preguntar, porque el rol del cantautor, y del artista en general, es saber preguntar. El discurso tiene que ver con saber preguntar y, más allá de las respuestas, que se susciten preguntas en el oyente. Lo importante es cuestionar y cuestionarse, ahí las cosas cobran cierto sentido.

Por más que se cuestione, ¿por qué ‘se para menos bola’ a la música que nace acá?
Antes se controlaba por la falta de información, mientras que ahora el exceso te confunde. El público mira el gran enlatado de factura local y mucho más el enlatado internacional. Mira, al cuestionarnos sobre esto, hallamos el sentido de quienes trabajamos con el lenguaje: saber preguntarse es el primer deber de quienes trabajamos con la palabra.

Esto se hace más fácil en equipo, desde la amistad, así como nace este disco…
Es un disco que se hace en casa, pero, efectivamente, con la colaboración de muchos amigos: este es el disco de la amistad.

Una amistad que supera el cliché de que ‘la música no tiene fronteras’, pues lo hace real: Joanne Vance, desde Nueva York, le envió su voz para ‘Tiempo de cometas’; Leo Minax dio luz al tema ‘Ocaso’, con su parte grabada en Madrid; Damián Gularte colaboró desde Montevideo; el violín se vuelve todo un ‘Sortilegio’ con la interpretación de Joao Antonio Galba desde Belo Horizonte; y hasta por avión –debido a los problemas de envío virtual desde La Habana- viajó la grabación de Vicente Feliú. Esto sin olvidar las colaboraciones de Pala, Alex Alvear, María Tejada y de su entrañable amigo Pancho Prado, quien más que su hermano parecería su siamés en el pentagrama de su vida.

Entre los sueños
No solo restauró la vieja guitarra Núñez de su padre, pues la labor de lutier lo ha llevado a recuperar otros instrumentos e incluso a crearlos, como las dos guitarras –una eléctrica y otra acústica- con las que reeditó las maquetas de su último disco.

“Mis composiciones son para guitarra, voz y armónica. Grabo una referencia, le pongo el metrónomo y sobre eso comienzo a grabar la línea de guitarra básica… Eso se rehízo, excepto lo que hice con una guitarra de nylon. Sentí que en esos instrumentos estaba yo, que así sonaba Fabián Jarrín”.

Fabián, para que perdure el tiempo, Cronos necesitaba de Ananké, quien mitológicamente es la inevitabilidad. ¿Qué es lo inevitable de tu vida?
Con lo hermoso y el dolor, tras cualquier bronca, no te queda más que el amor. El amor es lo único absoluto que me ha quedado en este cúmulo de absurdos que es la vida.

Si en el tiempo se cambia, ¿qué es lo que perdura?
La mirada no cambia. A alguien que conociste de bebé y lo ves de grande, lo reconoces por su mirada. No ves solo los ojos, pues nos reconocemos realmente en el mirar. Eso es lo que nos une a lo más primario, a esas cosas que pretenden desdibujar, como la solidaridad.

FRASE

El amor es lo único absoluto que me ha quedado en este cúmulo de absurdos que es la vida”.

Fabián Jarrín
Perfil

° Cantautor y poeta ecuatoriano. Ha producido los discos ‘Parte del Polvo’, ‘Negro’, ‘Egotario’ y ‘Tiempo’. Es autor de los poemarios ‘Inventario en Claroscuro’, ‘De la Sed, del saber y la piel’ y ‘Un poema entre líneas’.