Alzheimer en el adulto mayor

Memoria. No hay vuelta atrás una vez que se inicia la enfermedad.
Memoria. No hay vuelta atrás una vez que se inicia la enfermedad.

Hay un notorio incremento de casos de enfermedades degenerativas como la demencia progresiva.

La supervivencia por arriba de los 65 años ha incrementado la prevalencia de las enfermedades crónicas, hecho logrado gracias a la mejoría en la calidad de los diagnósticos, llevados de la mano del gran desarrollo tecnológico y, de manera sustancial de tratamientos clínicos y quirúrgicos para lograr mejoras puntuales, en cada patología. En este creciente grupo de “ancianos activos”, existe notorio incremento de casos de las enfermedades degenerativas entre ellas la demencia progresiva.

Demencia

Pérdida de memoria reciente y remota: acompañada de al menos uno de los siguientes síntomas: Deterioro del pensamiento abstracto. Deterioro del juicio. Afasia (dificultad para hablar o entender), apraxia (Incapacidad de ejecutar movimientos coordinados sin que exista una causa de origen físico), agnosia (Incapacidad para reconocer e identificar las informaciones que llegan a través de los sentidos, especialmente la vista), o alteración en la construcción del discurso. Dificultades cognitivas que interfieren con el trabajo y las actividades sociales.

Enfermedad de Alzheimer

Demencia (definida como la anterior). Inicio insidioso y curso gradualmente progresivo, con exclusión de otras causas específicas de Demencia.

Entender los factores de riesgo para su presentación o empeoramiento, es la meta para la prevención y la disminución del costo socioeconómico. No hay vuelta atrás una vez que se inicia la enfermedad.

El 50% de lesiones vasculares cerebrales se asocian a focos sépticos dentales; exposición a tóxicos laborales y medioambientales: humo proveniente la combustión de combustibles, uso de herbicidas, fungicidas y abonos en los cultivos de los alimentos; elementos tóxicos como metales pesados: mercurio (obturaciones de amalgama); galvanismo dental; contaminación de las fuentes de agua con metales pesados: plomo en los botaderos de basura de las baterías de vehículos, cadmio de baterías de celulares etc., consumo de drogas incluyendo la marihuana, enfermedades infecciosas como meningitis, VIH – sida.

La disminución o pérdida del olfato, se considera un signo precoz.

El tratamiento se basa en el control adecuado de las enfermedades crónicas como: diabetes, hipertensión, enfermedades del corazón: arritmias e insuficiencias valvulares por ser focos de embolia cerebral. Otros factores de riesgo: dieta que elimine proteínas de difícil digestión como la carne de cerdo y embutidos. Fisiatría, desarrollo de nuevas destrezas y de manera fundamental mantener la integración del paciente en el seno familiar.

El tratamiento farmacológico para mejorar la fisiología neuronal como citicolina, memantina, tacrina, rivastigmina, mejoran la memoria en 35% de los casos.

La Terapia Neural aplicada por profesionales médicos certificados, abre la posibilidad de mejorar las funciones de motricidad y disminuir dolores crónicos, el objetivo mejorar la calidad de vida. Aún no hay un tratamiento que revierta la pérdida del tejido cerebral.