La brújula

Jaime A. Guzmán R.

No cabe la menor duda que los cambios y avances tecnológicos, y de todo orden, conseguidos hasta hoy, han transformado nuestras vidas. No obstante, hay que subrayar que aquellos acontecimientos de deshonestidad, orgullo y egoísmo incrustados en nuestra raza humana, la verdad, la verdad real es que no han sido desarraigados completamente.

La práctica de estos tres antivalores, obviamente, son la causa principal del sinnúmero de habilidades o mañas fraudulentas que se multiplican día a día, de negocios mal habidos, de un sinnúmero de actos de corrupción y de ese afán energúmeno de conseguir el interés individual y grupal, sin tener en cuenta a las demás personas.

Parece imposible, ¿no cierto?, que podamos salir fácilmente de este pantano. Sin embargo, no toda esperanza está consumada. Es hora de abrir los ojos. Hay que asumir esta situación y tener coraje para enfrenar y luchar unidos para combatir y exterminar este inconveniente. Todavía hay tiempo. Hay que pelear hasta el último aliento y defender nuestro porvenir como un mandato de conciencia. Hay que sembrar muchas plantas, que no simplemente suministren flores, sino abundantes frutos.

En una sociedad como la nuestra con una crisis de valores descomunal, el florecimiento y restructuración del sistema educativo con una enseñanza sólida de los valores, debería ser la brújula de los centros educativos del país y sobre todo y ante todo de todos los hogares ecuatorianos.

De nada nos servirá si ponemos en nuestro celular el Google Maps para que nos guíe a nuestro destino, pues sino le obedecemos nos perdemos.

Ojalá sea más pronto que tarde. (O)