María Retete y José Delgado desafían los años con amor

Estado. María Retete y José Delgado disfrutan de su compañía y en su vivienda.
Estado. María Retete y José Delgado disfrutan de su compañía y en su vivienda.

Llevan 78 años casados y ahora están más juntos que nunca. Son un ejemplo para la comunidad de Vilcabamba.

A unos 15 kilómetros de la vía antigua Vilcabamba-Quinara se encuentra el barrio Tumianuma que pertenece a la parroquia lojana Vilcabamba. Ahí viven unas 80 familias con las bondades de la naturaleza.

En el sector se guarda la historia de María Mercedes Retete Pérez quien cumplirá el 19 de junio 95 años y de José Javier Delgado Jaramillo, de 109 años, quienes llevan alrededor de 78 años casados.

Este idilio que los mantiene juntos se ha convertido en una inspiración y también ha motivado que su historia se plasme en fotos o pinturas que se muestran en Vilcabamba y en su barrio.

Historia

María y José viven en una casa pequeña que construyeron con mucho esfuerzo y gracias al apoyo de sus hijos. La infraestructura es de adobe y madera; es el hogar donde esperan habitar hasta los últimos días de sus vidas.

Diario La Hora visitó a esta pareja en su vivienda. Aunque estaban almorzando con sumo gusto, doña María nos recibió y nos invitó a pasar, “vengan siéntense gracias por visitarnos”, expresó amablemente a pesar que no sabía la razón de nuestra visita.

A pesar de los años, doña María mantiene lúcida su memoria a diferencia de don José, quien tiene dificultad para recordar. Ellos se conocieron en Loja, aunque ella es de Vilcabamba y él de la parroquia San Pedro de la Bendita del cantón Catamayo.

“Llevamos una amistad de dos años, sin ningún atrevimiento. Donde me encontraba me brindaba más que sea un fresco. Mi patrona Aurora Maldonado me decía ‘cuidado mijita’ tienes que hacerte respetar y respetarlo, cuando te cases tienes que vivir tranquila y así lo hizo”, cuenta y con una sonrisa expresa “ahora solo se casan y viven pocos años, lo que no debería ser así”.

Ellos se casaron en Vilcabamba y procrearon nueve hijos, aunque solo seis están vivos. “Siempre le pido a Dios que los ayude y que sean personas de bien”, menciona y cuenta que ambos quedaron huérfanos a temprana edad, aunque ella solo de madre. Tuvieron la suerte que personas de buen corazón los criaron y les enseñaron a trabajar.

José Delgado trabajó un tiempo llevando los correos e incluso llevaba el dinero para que puedan pagar a los empleados del Gobierno. Por suerte nunca tuvo problemas y pudo llegar con el dinero hasta los bancos.

Cuando contrajeron nupcias, don José trabajó como jornalero y ella lo hacía en el campo, hasta que el papá de doña María les dio el terreno en Tumianuma y ahí construyeron la casa.

“Siempre los aconsejé a mis hijos que no cojan las cosas ajenas porque es mejor ser pobres pero honrados”, mencionó don José.

Día a día

A pesar de las enfermedades que les aquejan, doña María se levanta todos los días a las 06:30 para dar de comer a las gallinas, asear la casa y más actividades. “Ya no lo despierto temprano a mi marido, sino a eso de las 09:00 porque es preferible que descanse ya que salimos muy poco”, cuenta.

Hace unos cuatro años dejaron de trabajar, aunque alimentos no les faltan ya que reciben de sus hijos o nietos, o bien de lo que obtienen en la huerta. “Ahora pasamos lo más del tiempo solitos, aunque siempre están pendientes nuestros hijos, nietos o bisnietos”, expresa.

LAS CIFRAS

9 HIJOS

41 NIETOS

83 BISNIETOS

20 TATARANIETOS

EL DATO

Sus hijos son: Francisco Javier, Sara de Jesús, Zoila María, Hestanis Hernando, Luis Alfredo y Carmen Baltazar Delgado Retete.

María Retete es la Madre Centenaria

Aunque doña María Retete Pérez suele vestir por lo general humildemente, la noche del viernes último lució un traje negro, tenía una leve capa de maquillaje y su cabello recogido lo que la hacía ver más feliz y sonriente. Esto cambio de apariencia es porque fue considerada como la Madre Centenaria.

El evento se cumplió en el parque central de la parroquia Vilcabamba, como parte de las fiestas por los 158 años de vida política.

Doña María recibió el reconocimiento con la humildad que le asiste, en compañía de su familia y bajo la mirada de la comunidad que participó. Su aspiración es contribuir en la medida de sus posibilidades ya que las fuerzas se desvanecen, pero eso la inhibe en su vocación de servicio.