Dude de su candidato. Seis notas al respecto

Pablo Vivanco Ordóñez

Es la hora de la duda frente al momento de certezas inciertas impuestas por la moda de una fantasía de transparencia electoral. El ejercicio de elegir implica un compromiso colectivo, que necesita sacar de la postración estéril al pensamiento, para ejercitarlo con algunos principios de la humana tarea de dudar.

Si su candidato/a dice que no es político, que la política no le interesa, dude de él: o no entiende nada de su circunstancia electoral, o está ocultando una verdad ineludible. Ahí no hay estrategia, ni siquiera ingenuidad, ahí hay ignorancia de la política, de lo político, de su visión de gobierno.

Si su candidato/a dice que el éxito de su vida privada garantizará una buena gestión, que la muestra fehaciente e irrefutable son los resultados obtenidos en lo privado, dude, porque lo público, no se maneja como una empresa, hay que mirar más allá de las ganancias y del interés inmediato. Van por beneficios personales.

Si su candidato/a dice que es candidato porque ama a Loja y Loja los ama a ellos, dude más todavía. Son párvulos políticos romantizando su posición, y echando mano de la demagogia de la peor ralea.

Si su candidato/a repite mecánicamente que las ideologías no sirven o que ya han muerto, dude, porque nadie habla por fuera de la ideología, solo la están escondiendo a la suya. Mentira patente.

Si su candidato/a hace apologías de la pobreza, de su humildad suprema, de su historia de vida como buscando conmiseraciones electorales, dude también, hacen negocio con la nostalgia de lo perdido.

Si dicen de su candidato/a que no roba porque tiene, dude de ellos también, porque los que ostentan poder económico buscan legitimarse como pro ciudadanos y afianzar su estatus. Además, no caiga en la criminalización de la pobreza, no se deje manipular por el facilismo del criterio básico. ¿Todo pobre es delincuente? Pobre, pero honrado, dicen los vecinos.

Por cierto, ¿recuerda cuántos millones evadieron de impuestos los más grandes grupos económicos del Ecuador?

Nunca pudo ser más provechoso el tan mentado beneficio de la duda. Hagamos más compleja la tarea de elegir. Dejemos la condena del simplismo de únicamente ir a votar; hay que pensar antes de eso, y pensar nos cuestiona, nos incomoda, pero la seguridad después de eso, es que estamos siendo útiles. (O)

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