Zoila Isabel Loyola Román
Todos, en algún momento, nos topamos con un “stop” que parecería marcar hasta dónde podemos llegar.
En la historia de la humanidad vemos que el ingenio, la creatividad y la inmensa capacidad del ser humano para capear los retos y las situaciones adversas y lo que parece imposible resolver, es lo cotidiano. Los sabios de todos los tiempos han visto en el empecinamiento tan propio del ser humano, un signo de genialidad. Por lo tanto, nada podemos decir que es imposible mientras no lo hayamos intentado. Si es necesario una y mil veces, y si solo existe una posibilidad, entonces ese hecho ¡Es posible!
La verdad es que no podríamos liberarnos de una enfermedad prescrita como terminal, ni de la ruina económica, ni podríamos ser ni sentirnos príncipes o princesas azules de un cuento romántico cuando atravesamos un conflicto sentimental. Pero sí está en nuestra decisión pensar y actuar de manera diferente. Al observar de cerca, nos encontramos que los obstáculos, más que allá afuera, están en nosotros. Están en nuestra mente.
Solo cuando nos atrevemos a desafiar nuestra concepción sobre lo que es posible e imposible, podemos lograr lo que hasta ahora no hemos alcanzado.
Podemos transformar cualquier acontecimiento que nos suceda en un reto asumido con decisión y esto mejorará notablemente la posibilidad de hacer posible lo imposible.
Muchas personas a quienes se les han presentado problemas difíciles de resolver y los han asumido con sabiduría, se han vuelto mucho más fuertes, serenas… y hasta mejores personas, que han aprendido de esas experiencias que les ha permitido encontrar hasta un beneficio en lo que están viviendo.
Lo que se nos presenta como imposible de resolver en nuestra vida, nos trae una enseñanza que se confirma como el mejor momento para crecer y ser mejores. (O)