Virginia, una lojana que celebró sus 102 años

COMPARTIR. Previo a la fiesta, un grupo de su familia conformado por cuatro de sus hijos, yerno, nuera y nietos se reunió en un almuerzo.
COMPARTIR. Previo a la fiesta, un grupo de su familia conformado por cuatro de sus hijos, yerno, nuera y nietos se reunió en un almuerzo.

Por: Diana Aguilar

La familia Quezada Cabrera se siente bendecida al tener a su lado a la madre, abuelita y bisabuela.

SANTO DOMINGO DE LOS TSÁCHILAS. La buena alimentación, su fe en Dios y en la Virgen de El Cisne, dice Virginia Mélida Cabrera, es lo que le ha permitido vivir 102 años y seguir celebrando otros cumpleaños, porque aún se siente con deseos de continuar junto a su familia. Hace pocos días, sus hijos, familiares y amigos cercanos festejaron la dicha de tenerla aún con vida, en una recepción donde la música y los bocadillos fueron los protagonistas.

A su edad solo tiene problemas con sus oídos, al no escuchar bien, pero dice que nada le duele y que poco se enferma. Es así que empezamos una conversación con Virginia, quien comentó que es del cantón Celica, provincia de Loja, y que llegó a Santo Domingo hace 50 años junto a su esposo y sus hijos.

Desde entonces se dedicaron a la agricultura en una finca que adquirieron en el sector de Lindiche, entrando por la parroquia Alluriquín. La muerte repentina de su esposo le obligó a salir y dejar atrás aquellos años vividos con amor, desde entonces se instaló en la casa de su hija Rosa, quien dijo estar contenta de poder cuidarla y compartir con ella cada momento de su vida. “No toda persona llega a esta edad, me siento feliz que viva conmigo”, señaló.

Vicente, Carlos y Rosa Quezada Cabrera son tres de sus hijos que viven en Santo Domingo de los Tsáchilas; los otros cuatro están radicados en España y Loja.

Lo que hace más hermosa a esta dulce abuelita es que a su edad continúa siendo alegre, chistosa y no para de reír. Para ella la vida es grandiosa y más aún cuando está reunida con todos sus hijos, a los que dice querer por igual, cada uno lleva una parte de ella.

“Le agradezco a Dios por poder compartir con mi familia y porque a la edad que tengo no soy enferma, como y duermo bien, lo que se debe a la buena alimentación porque como bastante pescado que es vitamina”, afirmó.

Fiesta

Al preguntarle si le gustaría que le celebren su cumpleaños, dijo que sí, con una fiesta al gusto de su familia, pero manifestó que le encantan las fiestas y bailar pero la música de antes, la música de ahora no le gusta. “Prefiero rezar el rosario”, manifiesta.

Uno de sus nietos, Carlos, define a su abuelita como buena y cariñosa. “Nos ha enseñado oraciones hermosas, es muy católica, nos ha impartido la religión y nunca se la ve enojada, siempre sonriendo”. Ante todo el amor que les ha brindado a sus hijos, nietos y bisnietos, la mayor parte de la familia le cantó el cumpleaños feliz y la hicieron bailar al ritmo de los mariachis.

Entre risas comentó que no apagó las 102 velitas porque no entrarían en el pastel, pero si las que les pusieron, porque si pudo soplar.

La familia guarda como un tesoro cada recuerdo y anécdotas que han vivido junto a ella. Todos se sonríen cuando ella cuenta, que una vez que se estaba bañando y pensó que se iba a caer, se quería agarrar del chorro de agua y no pudo, pero tampoco se fue al piso, al igual que ésta son muchas las historias que ella narra.

Religiosidad

Algo que caracteriza a Virginia es su devoción: “Yo converso con Dios como si hablara con otra persona, le cuento todo para que la virgen santísima de El Cisne me proteja, la tengo en la cabecera de mi cama, es mi compañera”.

En los personal

Virginia tuvo 11 hijos, pero solo viven 7: Carlos, Vicente, Manuel, Rosa, Angelito, Elbita y José. Tiene 27 nietos y no se acuerda cuántos bisnietos, pero sabe que son muchos. Le gusta el día de su cumpleaños porque es propicio para reunir a su familia.

EL DATO

A criterio de Virginia, Santo Domingo ha cambiado en los 50 años que ella vive ahí. Le gusta porque hay muchos negocios.