Un pedido justo

Lucía Margarita Figueroa Robles

Evidentemente todos en algún episodio de nuestras vidas, hemos sufrido algún tipo de injusticia o abuso, que generará así mismo un tipo de respuesta: positiva o negativa, afectando directamente nuestras emociones, pensamientos, salud física; pero sea cual sea nuestra actitud, definitivamente no debemos cruzarnos de brazos ni agachar la cabeza, ya que denunciar las injusticias y la corrupción, es el mejor camino para detener el imperio de la impunidad. Además que si no rompemos el silencio ni evidenciamos las trasgresiones, aquella iniquidad va tomando fuerza como bola de nieve, dejando una estela de dolor a su rastro. De ahí que frente a este tipo de violencias, el tener sensibilidad social o empatía, es esencial para no inmutarnos por los duros momentos que están atravesando quienes nos rodean.

En esta semana, hemos vivido de cerca, los peyorativos resultados de una administración nefasta dentro de una de las entidades de educación superior, más reconocidas al sur de la región, que lastimosamente, hoy por hoy, se la puede entrever sumida en una debacle, generadora del caos. Obligando a los estudiantes de la Universidad Nacional de Loja, a realizar diversas manifestaciones, marchas pacíficas por la dignidad, plantones, para hacer escuchar sus voces y exigir una pronta solución, a la falta de docentes, falta de laboratorios, infraestructura deficiente, exceso de persecuciones, intimidaciones a quienes piensan diferente, y un largo etcétera.

Ojalá el gobierno, no sea indolente, ante este pedido justo de dar solución a la difícil situación que atraviesa la UNL. Mi felicitación a los estudiantes unelinos que desde su posición y de manera pacífica, elevan la voz por el futuro de la academia local. ¡No desmayen jamás porque la unión hace la fuerza! y como decía el Nobel Camilo José Cela: “El que resiste gana”. (O)