En vísperas de Navidad

Zoila Isabel Loyola Román

La historia de Jesús es la historia de millones de niños, que en todo el mundo y en cualquier época nacen, viven y mueren en la precariedad de una familia sin trabajo, o con un trabajo inestable. Nacer en un pesebre, es lo que hoy sería nacer y vivir en cualquier barrio marginal, con un entorno conflictivo, o vivir con los “sin techo” que se cobijan debajo de un puente, haciendo más cierto que nunca el estereotipo, durmiendo en el portal de Belén o en el portal de cualquier lugar del mundo, en donde encontraron un espacio para descansar en la noche, o en países en donde se matan inocentes. Se “crucifica” personas acusándolas de enemigas, en donde no hay trabajo y como los padres de Jesús, José y María, tienen que migrar y refugiarse como exiliados. La historia de Navidad, se repite, tal cual, a través del tiempo y tiene presencia encarnada también en este tiempo.

¿Por qué Dios elige nacer en un establo? ¡No lo entenderé jamás! Me cuesta creer que una misión como la redención de la humanidad tenga su inicio con tanta fragilidad, lejos de todo poder, de todo prestigio, de toda exhibición. Para acercarse, para intentar entender este hecho divino, tendríamos que cambiar el paradigma, salir de todo esquema mental que quiera atrapar la esencia y que podamos acercarnos a este milagro de reversa es decir mirando la tierra desde el cielo como lo diría Don Fernando Rielo, y desde la lógica de Cristo, en donde lo insignificante y pequeño a los ojos humanos, tiene valor infinito en su corazón.

En vísperas de la Navidad, permitamos que ese Dios-Niño venga al mundo en una familia simple y sencilla ¡una familia, como la nuestra! con alegrías y penas, con luces y sombras, con amores y dolores, Entonces, tal vez, podamos acercarnos y entender algo mejor el milagro de la Navidad. (O)

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