María nos llena de alegría

Mons. Alfredo Espinoza Mateus, sdb

He compartido con mi pueblo la gran experiencia de fe y de alegría al estar a los pies de la Virgen del Cisne, celebrando su fiesta y peregrinando hacia Loja.

Celebrar a María, caminar con Ella y poner nuestra confianza en su corazón de Madre, debe ser para nosotros creyentes, “causa de nuestra alegría”. Una alegría que es auténtica, que nace del corazón; una alegría que brota de nuestra fe en el Señor y que llena nuestra existencia porque María nos da a su Hijo Jesús.

Nuestra alegría radica en que el Señor llega a nuestra historia a través de ese “sí” pleno y total de María. Él llega y sigue llegando. María nos dio ese gran regalo a todos nosotros.

¿Cuál es el motivo profundo de la alegría en nuestras vidas? Espero que todos podamos decir, como dice el salmista, “me alegro con mi Dios”.

Alegrémonos con un Dios cercano, un Dios misericordioso, un Dios portador de vida y comprometido con la vida de todos. Seamos esos hombres y mujeres alegres porque Dios está presente en nuestras vidas, que Dios sea la causa de nuestra auténtica alegría.

Francisco nos recuerda que no debemos ser hombres y mujeres tristes. “Un cristiano jamás puede serlo… nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino que nace de haber encontrado a una persona, a Jesús. Nuestra alegría nace del saber que, con Él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles de nuestra vida”.

Seamos como María, alegres y portadores de vida para los demás. Que la presencia de Dios en nuestras vidas nos haga estallar de alegría y de esperanza.

No seamos cristianos de lamentos, seamos cristianos de gozo, sin negar eso sí que podemos tener dificultades. Miremos con optimismo y esperanza el futuro confiados en el Señor que está con nosotros.

Recibamos así el día de mañana a nuestra querida ‘Churonita’. Ella nos da al Señor y Ella nos compromete a que hagamos reinar siempre la alegría en cada una de nuestras familias lojanas.

Mañana es “Fiesta”, mañana llega nuestra Reina… estallemos de alegría, salgamos a recibirla. (O)