El Seguro más inseguro que nunca

Hever Sánchez M.

“Esperé tres meses por una cita con el endocrinólogo para mi pequeño hijo en la ciudad de Loja. Después de tanta espera llegó el día de la consulta. Tal como señalan los señores del Seguro, estuvimos allí 40 minutos antes de la hora pero para sorpresa nuestra y después de una hora de espera se nos informó de que quienes teníamos cita con el mencionado galeno, no esperáramos más porque no se le había renovado el contrato y que hace ocho días que no estaba atendiendo. Preguntamos qué debíamos hacer y nos dijeron que probemos sacando una nueva cita pero que en el caso de obtenerla, se nos atendería en Cuenca porque acá en Loja no hay endocrinólogos”.

Con este pequeño relato como introducción, quienes aportamos al Seguro Social nos preguntamos en qué clase de país vivimos? ¿Qué pasa con esta Institución en la que cada vez la atención es más precaria?

Con los aportes de los afiliados es más que suficiente para que nuestros jubilados reciban pensiones dignas y por sobre todas las cosas para que todos quienes aportamos recibamos una atención más humana y civilizada. Es condenable que a todos los enfermos se les suministre la misma medicina y que nunca haya citas disponibles.

Los aportes de los contribuyentes generan centenas de millones de dólares que nadie sabe a dónde van. Hay afiliados que jamás han usado el Seguro porque sostienen que literalmente no sirve para nada. Otros esperan con desesperanza una cita que no saben si llegará o no. Bellos edificios por fuera con cero atención por dentro. “Sepulcros blanqueados”, sentenciaría el buen Jesús.

Y la historia se repite una y otra vez. Mientras aquí abajo se arrima el hombro para construir y para edificar, allá en la cúspide se dispone del sacrificio de los ingenuos que sin tener otra alternativa, alimentamos a ese gigante económico llamado IESS; gigante que por desgracia sirve únicamente a quienes lo administran. Al menos es la triste experiencia que hemos vivido hasta ahora.

Como en otras instituciones del Estado, el IESS por desgracia no hace la diferencia. Esperamos que la lucha contra la corrupción que está generando al Gobierno, llegue también a esta Institución para que por primera vez esté al servicio de quienes la sustentan y mantienen que son sus afiliados. (O)