Los desastres naturales y la salud mental

Los desastres naturales y la salud mental
Salud: La meditación y la lectura son herramientas clave para mejorar la salud mental.

Los incendios en el país afectaron a muchas familias ecuatorianas, no solo en el ámbito económico, sino también, en su salud emocional. Meditar, dormir, leer, son algunos de los consejos de especialistas para lograr mejorar. 

Los desastres naturales no sólo dejan daños materiales, también afectan profundamente la salud emocional y psicológica de las personas. A medida que el cambio climático incrementa la frecuencia e intensidad de fenómenos como incendios forestales, inundaciones y sequías, incide en los índices de afectación psicológica, considerando que, el verdadero impacto de estos eventos va más allá de las pérdidas visibles.

Es el caso de los ecuatorianos que han vivido y experimentado los impactos ambientales, como fue el feroz incendio en el cantón Quilanga en Loja, lugar donde se devastó cerca de 4.600 hectáreas de terreno, debido a las llamas que arrasó con todo a su paso y que dejó a varias familias afectadas, no solo en el ámbito económico, sino también, en lo personal.

El estrés, la incertidumbre y el miedo ante la posibilidad de perderlo todo generan secuelas que a menudo se manifiestan en forma de ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Sin embargo, el mayor desafío no es sólo atravesar la crisis, sino gestionar adecuadamente el bienestar mental para evitar que los síntomas se agraven con el tiempo.

Expertos en salud mental del centro médico Humana, comparten estrategias clave para fortalecer la resiliencia emocional durante y después de estos eventos:

Mantenerse informado, sin sobrecargarse: Si bien es importante estar al tanto de la situación, la exposición continua a noticias puede incrementar la ansiedad. Es recomendable limitar el consumo de información y priorizar fuentes confiables.

Promover momentos de calma y conexión emocional: Practicar actividades como meditación, respiración profunda o ejercicios físicos en espacios controlados puede reducir los niveles de estrés. Hablar abiertamente sobre los miedos con amigos o familiares también ayuda a procesar las emociones.

Buscar apoyo profesional cuando sea necesario: En situaciones donde la preocupación o el estrés son abrumadores, es vital buscar ayuda especializada.

Establecer una rutina de descanso saludable: El estrés acumulado impacta negativamente el sueño, lo que empeora el bienestar emocional. Se recomienda establecer horarios regulares para dormir y reducir el uso de pantallas antes de acostarse.

Más allá de contar con planes de evacuación o seguros para proteger bienes materiales, es crucial que la preparación frente a desastres incluya estrategias para cuidar la salud mental. La fortaleza emocional es esencial para enfrentar tanto el impacto inmediato de las crisis como los desafíos a largo plazo que estas situaciones conllevan.

Con una perspectiva integral del bienestar, se incita a la comunidad a priorizar el cuidado emocional como parte fundamental de cualquier plan de contingencia. La prevención no solo se mide en objetos salvados, sino también en el fortalecimiento del espíritu y la mente para superar la adversidad. (FM)

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