Es la principal causa de muerte en adolescentes y jóvenes de Ecuador. Las cifras incrementaron con la pandemia.
En el 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud, estableció al 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, con el objetivo de crear conciencia en la sociedad.
De acuerdo con datos ofrecidos por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en Latinoamérica cada año se registran aproximadamente 100.000 decesos prematuros por suicidio, convirtiéndose en la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años a nivel mundial.
Según un informe técnico presentado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el suicidio es el principal factor de muerte adolescente en Ecuador, tomando como referencia el número de defunciones del año 2019. Entre 2001 y 2014 se registraron 4 855 decesos en jóvenes que decidieron quitarse la vida. La mayoría eran varones de 15 a 24 años.
Estas cifras han incrementado con la pandemia, ya que el confinamiento provocó alteraciones mentales, estrés, ansiedad y depresión, factores que incitan su arraigo social.
Montserrat Amorós Gómez, doctora en Psicología Clínica y de la Salud, y docente en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR), manifiesta que los medios de comunicación de hoy en día reflejan con mayor protagonismo los casos de suicidio, algo que no ocurría en años anteriores. Pese a la cantidad de información disponible en entornos digitales, algunos sectores sociales prefieren no hablar del tema y lo mantienen en un estado de tabú.
Desde su experiencia, la docente universitaria dio respuesta a algunas interrogantes que giran en torno al panorama.
¿La pandemia y las redes sociales incrementan los índices?
Efectivamente. En la actualidad los adolescentes están en la búsqueda constante de la aprobación del otro, lo que puede desencadenar problemas de ansiedad, depresión o ciberbullying.
Los jóvenes buscan compartir y descubrir cosas nuevas al aire libre, sin embargo, la crisis sanitaria impidió que esto suceda durante un largo periodo tiempo, lo que ocasionó cambios de humor, que en muchos de los casos terminaron en conflictos familiares.
Hay distintas variables que inducen al suicidio, por lo que se debe tomar medidas preventivas de forma oportuna.
¿Cómo se puede trabajar desde el hogar e instituciones para frenar esta tendencia?
Es importante comunicarnos con los individuos que nos rodean y ser empáticos con sus problemas.
Hay personas que no consiguen expresar lo que sienten y tratan de resolver por sí solas sus inconformidades, no obstante, lo ideal sería compartirlas en familia o amigos, con el fin de obtener soluciones viables y más duraderas.
Es fundamental que los padres adquieren un papel participativo en las dificultades que enfrentan sus hijos. Con el simple hecho de sentarnos a su lado generamos confianza y logramos entablar diálogo.
A nivel educativo, los jóvenes que luchan con episodios de ansiedad y depresión deberían sentirse respaldados por sus profesores, quienes también les pueden aconsejar desde su experiencia.
Tanto la sociedad, familia y amigos son elementos indispensables que ayudan a prevenir casos de suicidio. Ante este panorama es conveniente exteriorizar lo que sentimos y ser conscientes de que todo pasará.
Acudir al psicólogo es normal. El apoyo profesional que nos brinda mejora el estado anímico y hace más llevaderas las adversidades de la escuela, trabajo, desamor, etc.
¿Cuáles son las señales más importantes que deben tener en cuenta los padres a la hora de detectar actitudes o conductas que pueden connotar riesgos?
Existen algunos mecanismos de alerta que se pueden considerar. Las personas tenemos diferentes problemas dependiendo del rango de edad. Un niño de cuatro años y un adolescente tienen distintas necesidades e intereses.
Las bajas calificaciones o el aislamiento familiar son algunas de las alertas que los padres deben tomar en cuenta. Hay que ser comprensivos, pacientes y darles tiempo cuando lo requieran.
La comunicación entre los miembros del hogar es primordial. Preguntas como ¿qué te ocurre?, ¿qué puedo hacer?, ¿qué necesitas?, son algunos planteamientos que ayudan a determinar la raíz del conflicto y darle solución.
¿En el Código de la Niñez deberían incluirse políticas públicas para bajar índices de esta grave problemática social?
Sí. En caso de Cataluña (España), se pretende implementar un proyecto que intenta gestionar las emociones de los estudiantes dentro de los centros educativos. Considero que esta medida es interesante y se podría aplicar en otros países.
Como resultado de la pandemia se deben adoptar estrategias de prevención enfocadas en los niños, con el objetivo de que sepan actuar correctamente ante las dificultades que presenten en la juventud.
Hay que entender que las personas tenemos días buenos y malos. Puede que hoy no tenga ganas de nada, pero quizá mañana la situación mejore y estaré preparado para hacerle frente a la realidad.
TOME NOTA
Escribir los problemas personales en un papel ayuda a controlar y exteriorizar las emociones.
EL DATO
Según la OPS, en la Región de las Américas se notificó un promedio de 81.746 muertes por suicidio al año entre 2010 y 2014.
EXTRACTO
“Algunos problemas que tienen los adolescentes puede que para los adultos no sean graves, cuando en realidad sí lo son”