Docentes lojanas y su experiencia de retornar a la presencialidad

Docentes lojanas y su experiencia de retornar a la presencialidad
ENSEÑANZA. Nelly Loaiza impartiendo sus clases en preparatoria.

Después de dos años retornaron a clases presenciales con ilusión y nuevos desafíos.

Desde el año 1920 se celebra en Ecuador el Día del Maestro, cuando el entonces presidente de la época, Alfredo Baquerizo Moreno, en homenaje al escritor y educador, Juan Montalvo, decretó el 13 de abril para conmemorar a los docentes.

Esta fecha tiene por objetivo resaltar el trabajo de los maestros en beneficio de los niños, jóvenes y adultos del Ecuador, generando nuevos conocimientos, enseñanzas y aprendizajes para formar y construir el futuro del país. Cabe resaltar que, la labor de los docentes en esta época de cambio ha sido ejemplar. Gracias al desarrollo de nuevos mecanismos, metodologías y herramientas, los educadores han cumplido exitosamente la tarea de enseñanza, pese a los desafíos que enfrentaron con la virtualidad.

Cuando se anunció la llegada de la pandemia en el año 2020, el mundo entero se paralizó y muchos sectores no estaban preparados para afrontar este reto. El sector educativo, en particular, tuvo que buscar las mejores estrategias para evitar la suspensión total de clases, encontrando en la modalidad virtual una alternativa eficiente, directa y segura.

Durante dos años, todos los establecimientos se acogieron a este nuevo modelo de estudio, lo que representó un constante desafío para docentes y alumnado. Después de una larga espera que parecía interminable, las clases presenciales retomaron su rumbo, gracias al proceso de vacunación y escasa propagación de la COVID-19.

La ilusión del retorno presencial

El regreso a las aulas trajo consigo mucha ilusión y alegría, tal como lo señala Consuelo Fernanda Puchaicela, docente de la Unidad Educativa Fiscomisional ‘Daniel Álvarez Burneo’, donde imparte las asignaturas de Biología y Agropecuaria. Considera que la pandemia le dejó aprendizajes, ya que gracias a la virtualidad sintió la necesidad de conocer nuevas herramientas para aplicarlas en su trabajo.

Tener contacto presencial con los estudiantes nos llena de energía, y más aún, después de casi dos años de dar clases a través de una pantalla. Regresar a las aulas también es un reto, porque como docentes debemos considerar aquellos aspectos que en la virtualidad no eran necesarios. La presencialidad es muy beneficiosa, porque podemos motivar a los estudiantes, fomentar su conocimiento, compartir entre todos, resolver dudas”, indica.

Otro de los puntos que Consuelo destaca es el reencuentro con sus compañeros de labores, con quienes tiene la oportunidad de compartir metodologías de enseñanza, consejos, entre otros recursos pedagógicos.

Por su parte, Nelly Loaiza, docente de Preparatoria de la Unidad Educativa Fiscomisional ‘Calasanz’, comenta que retornar a los centros educativos fue algo novedoso, porque había quienes ya estaban acostumbrados a la virtualidad.

A su criterio, volver a utilizar el escritorio y el pizarrón después de dos años, fue una experiencia hermosa: “uno no puede dejar de abrazar a los estudiantes porque estamos reviviendo ese vínculo mágico con los alumnos. Es como volver a vivir y compartir la belleza de los días”, dice.

Considera que los padres de familia asumieron un papel fundamental durante las clases virtuales, ya que los estudiantes cumplieron eficientemente con las tareas solicitadas: “hoy en día también existe más familiaridad y acercamiento con los padres de familia, algo que no sucedía antes de la pandemia”, enfatiza.

Al igual que Consuelo y Nelly, son muchos los docentes que sintieron ilusión de volver a las aulas, comprometidos con una educación de calidad y sustentada en valores.

 

EL DATO

En Loja, el 100% de los establecimientos educativos retornaron a la presencialidad.