Loja, una ciudad lejos de crecer en altura

Loja, una ciudad lejos de crecer en altura
CIUDAD. Las torres son las construcciones más altas de Loja.

En los últimos años, se han intensificado las construcciones de casas y negocios en zonas periféricas.

Las ciudades verticales van más allá de construir rascacielos del tamaño del Burj Khalifa, Empire State Building, entre otros edificios de cientos de metros. La finalidad de estos proyectos es reestructurar las construcciones urbanas para explotar los espacios pequeños de las grandes urbes, así como el aprovechamiento de sus recursos de forma sostenible. La idea es facilitar las condiciones de vida de los ciudadanos al reducir la contaminación ambiental, los tiempos de traslado y mejorar la calidad de los servicios.

Cada vez son más las personas que residen en núcleos urbanos. Para el 2050 se prevé que el 75% de la población mundial viva en ciudades, lo cual traerá consigo una mayor demanda de vivienda e infraestructura relacionada con los servicios básicos y la movilidad.  Por otro lado, la construcción desmedida de casas, apartamentos, hoteles y centro comerciales ha instado un crecimiento horizontal de las urbes, una situación que preocupa a muchos.

Bajo este parámetro, en el 2016 se creó en Ecuador la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión de Suelo, con la finalidad de fijar los principios y reglas generales que rigen el ejercicio de las competencias de ordenamiento territorial, uso y gestión del suelo urbano y rural, y su relación con otras áreas que incidan significativamente sobre el territorio.

Construcciones en Loja

Una de las ciudades ecuatorianas que tiene planes de crecimiento vertical es Quito, pero ¿ocurre lo mismo en Loja?

Nubia Ramírez, jefe encargado de Planificación de Desarrollo y Ordenamiento Territorial del Municipio de Loja, manifiesta que el crecimiento de la urbe es disperso, especialmente en el sector occidental, pese a que los terrenos ubicados en esta zona no siempre cumplen con las condiciones mínimas para ser habitados.

Loja, una ciudad lejos de crecer en altura
CRECIMIENTO. Cada vez son más las personas que construyen viviendas en el sector occidental.

Indica que en el Plan de Uso y Gestión del Suelo (PUGS) del cantón Loja, aprobado en 2021, establecen lineamientos para un desarrollo sustentable y equitativo, a fin de crear un espacio público atractivo: “no queremos edificios de 12 o 15 pisos que provean calles oscuras, inseguras y sin iluminación natural. Lo que tenemos previsto es que se construyan edificios de ocho o 10 pisos, siempre y cuando estén asentados en terreros previamente estudiados, y ubicados frente a las avenidas principales”.

También explica que están prohibidas las grandes construcciones en el centro histórico de Loja, puesto que el patrimonio cultural perdería su esencia. Añade que otro de sus planteamientos es recuperar los miradores de la ciudad, por lo que no permitirán que se levanten edificios de considerable tamaño en zonas aledañas, siempre y cuando alteren las panorámicas desde lo alto: “se puede crecer en altura, pero de forma responsable, sin dañar el entorno y los paisajes que tenemos”.

La autoridad espera que Loja tenga más inversionistas que estén dispuestos a apostarle a una verdadera renovación urbana. Hasta el momento, indica que no hay propuestas pensadas en el crecimiento vertical o proyectos habitacionales que rescaten las fachadas verdes, para de esta manera constituir una ciudad ecológica.

Efectos del crecimiento horizontal

Para Rossemary Sanmartín, ingeniera en Ciencias del Agua y ambientalista, el crecimiento no planificado y horizontal de las ciudades genera graves consecuencias al ecosistema. A su criterio, las fuentes hídricas y la calidad del aire se ven afectadas por la construcción desmedida de casas. “Considero que en Loja el crecimiento no ha sido tan ordenado; esto hace que cada vez se utilicen más vehículos para movilizarse, lo que genera mayor contaminación. Son muchas las ciudades del mundo que enfrentan la misma situación, pero lo importante es corregir”.

Esta artificialización del suelo afecta la biodiversidad vegetal y animal, además, empobrece la diversidad genética de las especies, volviéndolas más vulnerables. Por otro lado, la extensión de la construcción horizontal contribuye a la desaparición de zonas agrícolas.

En la actualidad se habla de una infraestructura verde y azul, que consiste en construir viviendas que sean más adaptativas al cambio climático, teniendo la capacidad para autodepurarse, según lo detalla Rossemary. Finalmente, señala que las construcciones verticales son una buena opción, siempre y cuando se realicen los estudios necesarios que eviten problemas a futuro.