El cuento de siempre…


LUIS LÓPEZ ESTUPIÑÁN

Más adelante reseñaré brevemente una jornada deportiva en la ciudad de Guayaquil, que hizo comentar a un poeta-deportivo frases fulgurantes; hermosas frases en una especie de poesía que decía “cruzas fugaz morena basquetera y te sigo con mis ojos animosos, que persiguen tu juego temerario”. Esto como el volver a repicar la misma campana, en el mismo sitio, con las mismas palabras, con los mismos hechos de que esta tierra es pródiga para deportistas triunfadores.


Volver a recordar en su rama deportiva a Carola Castro, a Kid Lombardo, a los hermanos Aparicio, a los hermanos León, a Mario Leonidas Drouet, a Jorge Campaín Martínez y a tantos otros y otras que como las hermanas Quiñónez Ana María, Olga y Emérita que fueron luces brillantes en el basquetbol continental. Recordar a Luis Capurro, a ‘Popeye’ Estupiñán, a todos aquellos quienes conformaron la ‘Amenaza Verde’ y que pasearon su fútbol campeón por todo el Ecuador. Y seguimos con el mismo cuento… ¡Que Esmeraldas es la tierra pródiga para darnos deportistas de élite!


Pero en cambio qué hemos recibido de las autoridades deportivas de todos los tiempos. Nada, casi nada. Porque el viejo y casi destruido estadio Folke Anderson recién está en veremos su reparación, porque el coliseo Ricardo Plaza Bastidas es una miseria insalvable, porque el complejo deportivo Homero López Estupiñán en San Rafael, fue bueno en un tiempo. Allí se jugaron Juegos Deportivos Nacionales y ahora es simplemente otro escombro. El coliseo Nubia Villacís, en su tiempo, con nuestras jugadoras de basquetbol conquistó campeonato tras campeonato.


Cómo no recordar ese quinteto de gacelas negras y mulatas, que capitaneadas por Nubia Villacís y como sus soldados mayores tuvo a Amalia Mejía, ‘la zurda de oro’; a Mercedes Lleverone, ágil y oportuna; a Melba Jijón, con media distancia infalible; a Mariela Ayoví, que paseó su gran clase en Ecuador jugando el basquetbol y luego lo enseñó en Venezuela. Allí fue Reina en un certamen deportivo. Y quedan muchas otras y otros por citar. ¿Qué otra cosa, qué otro estadio, qué otro coliseo que no sean los que he nombrado anteriormente, se le ha entregado a la juventud deportiva de nuestra provincia? ¡Qué pena!


Se ha explotado el sentimiento y la vocación deportiva de los y las esmeraldeñas. Antes me referí a una poesía que nació de esas manos de esmeraldeñas que en Guayaquil formaron bitácora encendida para el triunfo. Así hemos sido siempre y genética e históricamente merecemos respeto.