Hola, que tal. Mucho gusto

POR: Fausto Jaramillo Y.

Ha transcurrido ya una semana desde que los indígenas abandonaron Quito y retornaron a sus lugares. La tan anhelada paz, aparentemente, empieza a sentirse como una tenue nube que tímidamente cubre todo el territorio nacional.

Y digo aparentemente, porque otra amenaza asoma en el horizonte político de la vida nacional: la convocatoria a paro nacional convocada por el FUT, a pretexto de que el gobierno nacional no ha prestado oídos a sus demandas sobre las reformas laborales que próximamente llegarán a la Asamblea para su discusión y aprobación.

Surgen, entonces, varias preguntas, pero de todas ellas, hoy quiero llamar la atención a una que debemos responderla antes de seguir adelante con aquel proyecto que inútilmente venimos empeñados los ecuatorianos desde hace un par de siglos: conformar un país.

Pero ¿qué es un país? Según el diccionario, país es una Nación, región, provincia o territorio. ¿Qué es una Nación? Acudiendo a la misma fuente: “Grupo humano unido por vínculos especiales de homogeneidad cultural, histórica, política, económica y lingüística”.

¿Cumplimos estos requisitos? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad cultural? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad histórica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad política? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad económica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad lingüística?

La respuesta es NO (así con mayúsculas) a todas las preguntas. En nuestro territorio existen varias culturas, tanto es así que la propia Constitución reconoce la pluriculturalidad.

En el territorio conocido como Ecuador, no hemos podido hasta ahora escribir una historia común, cada pueblo que lo habita, y son muchos, tiene su propia historia.

Es verdad que por ciudades y pueblos circula el dólar como moneda nacional, pero ¿acaso, en algunos pueblos no se practica el trueque? ¿la buena fe? ¿en los pueblos no contactados existe la noción de economía?

Y qué decir de homogeneidad lingüística cuando en este territorio se hablan 17 diferentes lenguas.

Ni siquiera nos acercamos a esos requisitos, quiere decir que no somos un país.

¿Podemos, entonces, sorprendernos de la lucha cargada de violencia, entre mestizos e indígenas, que de tanto en tanto, se produce en nuestro territorio?

Ya va siendo hora de que nos conozcamos como paso previo al diálogo tan cacareado en estos días. Sin esta condición previa, ese diálogo, si se produce, no será sino una pausa antes de que otra vez, las calles, de cualquier ciudad del país, sea el escenario de otra lucha sangrienta.

POR: Fausto Jaramillo Y.

Ha transcurrido ya una semana desde que los indígenas abandonaron Quito y retornaron a sus lugares. La tan anhelada paz, aparentemente, empieza a sentirse como una tenue nube que tímidamente cubre todo el territorio nacional.

Y digo aparentemente, porque otra amenaza asoma en el horizonte político de la vida nacional: la convocatoria a paro nacional convocada por el FUT, a pretexto de que el gobierno nacional no ha prestado oídos a sus demandas sobre las reformas laborales que próximamente llegarán a la Asamblea para su discusión y aprobación.

Surgen, entonces, varias preguntas, pero de todas ellas, hoy quiero llamar la atención a una que debemos responderla antes de seguir adelante con aquel proyecto que inútilmente venimos empeñados los ecuatorianos desde hace un par de siglos: conformar un país.

Pero ¿qué es un país? Según el diccionario, país es una Nación, región, provincia o territorio. ¿Qué es una Nación? Acudiendo a la misma fuente: “Grupo humano unido por vínculos especiales de homogeneidad cultural, histórica, política, económica y lingüística”.

¿Cumplimos estos requisitos? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad cultural? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad histórica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad política? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad económica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad lingüística?

La respuesta es NO (así con mayúsculas) a todas las preguntas. En nuestro territorio existen varias culturas, tanto es así que la propia Constitución reconoce la pluriculturalidad.

En el territorio conocido como Ecuador, no hemos podido hasta ahora escribir una historia común, cada pueblo que lo habita, y son muchos, tiene su propia historia.

Es verdad que por ciudades y pueblos circula el dólar como moneda nacional, pero ¿acaso, en algunos pueblos no se practica el trueque? ¿la buena fe? ¿en los pueblos no contactados existe la noción de economía?

Y qué decir de homogeneidad lingüística cuando en este territorio se hablan 17 diferentes lenguas.

Ni siquiera nos acercamos a esos requisitos, quiere decir que no somos un país.

¿Podemos, entonces, sorprendernos de la lucha cargada de violencia, entre mestizos e indígenas, que de tanto en tanto, se produce en nuestro territorio?

Ya va siendo hora de que nos conozcamos como paso previo al diálogo tan cacareado en estos días. Sin esta condición previa, ese diálogo, si se produce, no será sino una pausa antes de que otra vez, las calles, de cualquier ciudad del país, sea el escenario de otra lucha sangrienta.

POR: Fausto Jaramillo Y.

Ha transcurrido ya una semana desde que los indígenas abandonaron Quito y retornaron a sus lugares. La tan anhelada paz, aparentemente, empieza a sentirse como una tenue nube que tímidamente cubre todo el territorio nacional.

Y digo aparentemente, porque otra amenaza asoma en el horizonte político de la vida nacional: la convocatoria a paro nacional convocada por el FUT, a pretexto de que el gobierno nacional no ha prestado oídos a sus demandas sobre las reformas laborales que próximamente llegarán a la Asamblea para su discusión y aprobación.

Surgen, entonces, varias preguntas, pero de todas ellas, hoy quiero llamar la atención a una que debemos responderla antes de seguir adelante con aquel proyecto que inútilmente venimos empeñados los ecuatorianos desde hace un par de siglos: conformar un país.

Pero ¿qué es un país? Según el diccionario, país es una Nación, región, provincia o territorio. ¿Qué es una Nación? Acudiendo a la misma fuente: “Grupo humano unido por vínculos especiales de homogeneidad cultural, histórica, política, económica y lingüística”.

¿Cumplimos estos requisitos? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad cultural? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad histórica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad política? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad económica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad lingüística?

La respuesta es NO (así con mayúsculas) a todas las preguntas. En nuestro territorio existen varias culturas, tanto es así que la propia Constitución reconoce la pluriculturalidad.

En el territorio conocido como Ecuador, no hemos podido hasta ahora escribir una historia común, cada pueblo que lo habita, y son muchos, tiene su propia historia.

Es verdad que por ciudades y pueblos circula el dólar como moneda nacional, pero ¿acaso, en algunos pueblos no se practica el trueque? ¿la buena fe? ¿en los pueblos no contactados existe la noción de economía?

Y qué decir de homogeneidad lingüística cuando en este territorio se hablan 17 diferentes lenguas.

Ni siquiera nos acercamos a esos requisitos, quiere decir que no somos un país.

¿Podemos, entonces, sorprendernos de la lucha cargada de violencia, entre mestizos e indígenas, que de tanto en tanto, se produce en nuestro territorio?

Ya va siendo hora de que nos conozcamos como paso previo al diálogo tan cacareado en estos días. Sin esta condición previa, ese diálogo, si se produce, no será sino una pausa antes de que otra vez, las calles, de cualquier ciudad del país, sea el escenario de otra lucha sangrienta.

POR: Fausto Jaramillo Y.

Ha transcurrido ya una semana desde que los indígenas abandonaron Quito y retornaron a sus lugares. La tan anhelada paz, aparentemente, empieza a sentirse como una tenue nube que tímidamente cubre todo el territorio nacional.

Y digo aparentemente, porque otra amenaza asoma en el horizonte político de la vida nacional: la convocatoria a paro nacional convocada por el FUT, a pretexto de que el gobierno nacional no ha prestado oídos a sus demandas sobre las reformas laborales que próximamente llegarán a la Asamblea para su discusión y aprobación.

Surgen, entonces, varias preguntas, pero de todas ellas, hoy quiero llamar la atención a una que debemos responderla antes de seguir adelante con aquel proyecto que inútilmente venimos empeñados los ecuatorianos desde hace un par de siglos: conformar un país.

Pero ¿qué es un país? Según el diccionario, país es una Nación, región, provincia o territorio. ¿Qué es una Nación? Acudiendo a la misma fuente: “Grupo humano unido por vínculos especiales de homogeneidad cultural, histórica, política, económica y lingüística”.

¿Cumplimos estos requisitos? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad cultural? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad histórica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad política? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad económica? ¿Estamos unidos por vínculos especiales de homogeneidad lingüística?

La respuesta es NO (así con mayúsculas) a todas las preguntas. En nuestro territorio existen varias culturas, tanto es así que la propia Constitución reconoce la pluriculturalidad.

En el territorio conocido como Ecuador, no hemos podido hasta ahora escribir una historia común, cada pueblo que lo habita, y son muchos, tiene su propia historia.

Es verdad que por ciudades y pueblos circula el dólar como moneda nacional, pero ¿acaso, en algunos pueblos no se practica el trueque? ¿la buena fe? ¿en los pueblos no contactados existe la noción de economía?

Y qué decir de homogeneidad lingüística cuando en este territorio se hablan 17 diferentes lenguas.

Ni siquiera nos acercamos a esos requisitos, quiere decir que no somos un país.

¿Podemos, entonces, sorprendernos de la lucha cargada de violencia, entre mestizos e indígenas, que de tanto en tanto, se produce en nuestro territorio?

Ya va siendo hora de que nos conozcamos como paso previo al diálogo tan cacareado en estos días. Sin esta condición previa, ese diálogo, si se produce, no será sino una pausa antes de que otra vez, las calles, de cualquier ciudad del país, sea el escenario de otra lucha sangrienta.