¿Qué pasa en el Municipio de Ibarra?

POR: Germánico Solis

El jueves 9 de febrero del 2018 se realizó la inauguración y premiación del concurso de máscaras del Carnaval en el cantón Ibarra, organizado por la Dirección de Cultura, el Centro Cultural El Cuartel. El ganador fue Eduardo Yumisaca, a quien debió entregarse 1.000 dólares; el segundo puesto fue para María Romo Salazar, acreedora de 500 dólares; y, el tercer puesto se designó a Yeseñia Judith Guerrero, artista que debió recibir 250 dólares. Se entregó asimismo menciones de honor a Edwin Lamaico, Oswaldo Romo, Iván Mancheno, Gabriel Cevallos e Ítalo Espín. El Director de Cultura y Patrimonio del GAD-Ibarra, de ese tiempo, Laureano Alencastro dijo que se escogieron 40 máscaras y felicitó a los artistas participantes a nombre del alcalde Álvaro Castillo Aguirre.

Ha pasado más de un año de esta premiación, sin embargo los artistas ganadores están cansados de esperar los reconocimientos económicos que debieron recibir el día de la inauguración y premiación del concurso. Como en otras ocasiones a los artistas les entusiasman con convocatorias y concursos, para luego desatender las obligaciones institucionales. Muchas veces las negligencias han extenuado a los participantes que utilizados y perjudicados, abandonan los reclamos, mientras a los organizadores les importa un comino los desconsuelos y derechos intelectuales.

Ante la burla y culpa del Municipio ibarreño, los perjudicados han recurrido a las instancias administrativas del cabildo, recibiendo engaños y vapuleos, pérdidas de tiempo y decepción cuando son mal vistos por requerir sus derechos. Han asistido a las Audiencias Ciudadanas para pedir cumplimiento al primer personero. Han llegado a la Defensoría del Pueblo, incluso hasta la Fiscalía, gestiones que agrandan la desesperanza y coraje, nadie protege ni defiende los derechos de estos artistas.

El único camino es que antes que culmine esta administración municipal, llegue la vergüenza a la cara de los comprometidos en las dependencias obligadas a pagar lo ganado, alguien mantendrá la conciencia sana y ordenará el reembolso de lo que con su talento alcanzaron los infortunados autores. No sería bueno que sea una mancha más del tigre.