El optimismo

JORGE ZAMBRANO ANDRADE

Es difícil ser optimista cuando uno está estresado. Estudios recientes revelan que no se trata de una cuestión de actitud; el optimismo está determinado por el deseo de ver la vida color de rosa. La gente tiende a pensar que vivirá más tiempo, será más sana y tendrá más éxito de lo que las estadísticas indican, es muy difícil que alguien se imagine que le suceden cosas malas, ya que por lo general la gente convierte eventos neutrales, como verse muy bien después del corte de pelo.


Ante la esencial resistencia humana a imaginar desgracias, los investigadores recurrieron a pruebas sicológicas para evaluar los distintos grados de optimismo entre los humanos. Posteriormente les realizaron una resonancia magnética funcional e imaginaban cosas positivas o negativas para observar la forma de reaccionar del cerebro en ese momento. El cerebro de las personas optimistas funciona de manera diferente al de aquellas cuya visión del mundo es más gris.


Al mismo tiempo estudiaron a personas deprimidas quienes, por su enfermedad, son incapaces de tener pensamientos positivos sobre su entorno o su futuro. Estas zonas, sin embargo, están influenciadas por varios factores que finalmente repercuten en la manera en la que se ve el mundo.

La privación de sueño causa un incremento muy importante en la actividad de la depresión. Sin embargo, una privación excesiva de sueño puede tener efectos no deseados. Esto hacía que las personas reaccionaran con mucha mayor intensidad ante situaciones adversas siendo incapaces de controlar racionalmente sus impulsos. Realmente existe alguna ventaja en tratar de ver las cosas buenas de la vida. Un estudio investigó qué tan efectiva es el optimismo en caso de que las cosas no salgan bien las personas ya están preparada para manejar el fracaso.

Aquellas personas que siempre esperaban malos resultados se sentían mucho peor cuando fracasaban que aquellas que esperaban buenos resultados.


El optimismo también influye en el efecto personal. Esperar un estímulo llegue o por lo menos a que el cerebro perciba que llegó. Aunque el efecto puede ser la pesadilla. El grado de optimismo que tenemos depende de muchos factores cuya influencia determinarán el color con el que vemos la vida.


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