LA “OTRA” CAMPAÑA ELECTORAL

La campaña electoral entró a su fin, sin embargo, los ecuatorianos aún no hemos acudido a las urnas para elegir autoridades seccionales y locales y ya miramos con asombro el inicio de otra campaña, la que nos llevará a elegir autoridades nacionales.

En efecto, mientras los candidatos a las diferentes dignidades que serán electas el próximo 24 de marzo, se apuran en sus visitas, en sus recorridos, en sus apariciones en los medios de comunicación, en los saludos, besos y abrazos a los posibles electores, otros líderes se unen a ellos, aparentemente, a darles su respaldo y a aparecer en la foto.

Mientras los ciudadanos están preocupados de mirarlos en las tarimas, en reuniones privadas, esos personajes dialogan con amigos y con adversarios, les une el interés de salvar a la patria, pero también el de auscultar posibilidades, establecer estrategias de uniones, de componendas, de repartos, de asegurar votos para una eventual candidatura nacional.

Por supuesto, esas reuniones no son visibilizadas por los electores, ni siquiera por la prensa nacional, se mueven tras bastidores y, aunque no están prohibidas de llevarse a cabo, son una muestra de que lo que a estos líderes les interesa no está en los problemas locales, sino en los primeros escarceos de esa gran contienda que se nos avecina y de la que ya se han encendido los motores.

El contar con el apoyo de un líder local que le aporte un significativo número de votos es algo apetecible para cualquier posible candidato y por lo tanto, esas reuniones apuntan en esa dirección, y aunque nunca sabremos los temas tratados seremos testigos de sus resultados, en el año 2020, cuando se convoque a nuevas elecciones.

Así es la política ecuatoriana y no podemos sorprendernos, pero si debemos tener en mente, es que los líderes se mueven con anterioridad preparando sus propias estrategias y acuerdos, lo que les permitirá mirar con optimismo sus participaciones electorales y, seguramente, la gobernabilidad de su mandato, contando con el apoyo de los líderes seccionales y locales, y estos se sentirán satisfechos con el grado de “amistad” con el gobernante de turno.