Los espacios públicos en el centro histórico de Ibarra

POR: Jorge E. Madera Castillo

Me refiero a parques, plazoletas, aceras, calzadas, calles y todo espacio que se encuentra a la vista y uso del transeúnte. Si queremos que nuestro centro histórico se constituya en un lugar especial, único, que merezca ser visitado por el turista, que sea nuevamente aprovechado para la vivienda de calidad, y que se convierta en el gran centro comercial de alta gama donde se expendan productos y servicios locales, hay que reinventarlo conservando todas sus características patrimoniales. Esto debe ser producto de una minga permanente de inversiones, de cuidado y de buen mantenimiento logrados por la municipalidad y los ciudadanos.

La historia de las últimas décadas ha sido desastrosa para el centro histórico: una institución municipal permisiva y casi nada controladora; varios propietarios públicos de los inmuebles que dejaron en abandono a sus casonas; muchos propietarios privados que, a propósito, dejaron sus inmuebles al deterioro y destrucción; frentistas a los que nada les ha importado; transeúntes y hordas de borrachos que se encargaron de ensuciar, rayar paredes y destruir; grafiteros anónimos irresponsables. Hemos vivido el peor de los mundos. Felizmente no se llegó a tugurizar (exceptuando la cárcel pública que es una vergüenza), aunque con el abandono de propiedades, varias se convirtieron en guaridas de malhechores.

Si Emelnorte al fin habilitó el sistema eléctrico del parque central y la municipalidad realizó alguna obra complementaria y reiniciará el pago de la cuenta de energía, esto sería incompleto si no se dota al corazón del centro histórico de la seguridad necesaria en forma permanente, si no se desaloja a personas indeseables, si no se implementa actividades culturales cotidianas, y si no se emprende una campaña de concienciación ciudadana; como también será incompleto si por otro lado los negocios del sector permanecen cerrados sin actividad, si los frentistas del parque no se duelen por mantener bien sus fachadas, y si los ciudadanos y empresas del sector no hacen nada por contribuir con el buen mantenimiento del parque. Con esto se demuestra que poner el alumbrado, siendo una buena señal, es solamente el arranque de todo un proceso.

Es en este momento cuando debe iniciar la militancia de activistas ciudadanos organizados que deberán trabajar con altura con dos grandes propósitos: a) constituirse en observadores y veedores ciudadanos serios de todo el proceso de recuperación y valorización; b) ser los promotores de la reactivación económica ordenada y de calidad del centro histórico, para conjuntamente con la municipalidad, lograr que se convierta en el principal atractivo turístico de la región norte.

¿Se puede? ¡Por supuesto que sí!