De basurales a lugares de esperanza

POR: Gustavo Andrade Figueroa

Una fría y lluviosa noche de octubre de forma repentina todo se cubrió de lodo, agua, troncos y escombros, sepultando incluso la vida de dos personas que formaban parte de mi familia. Mientras pasaban las horas quería despertar de esta pesadilla pero lo único que conseguí fue agravar ese dolor que causaba su ausencia. Esta tragedia que tuvo por causa el convertir a una quebrada en un botadero de basura, sumado a la descarga de aguas servidas, el depósito de materiales de construcción y los altos niveles de pluviosidad de aquel día cambio mi vida para siempre.

Esta vivencia personal no es ajena a lo que puede suceder en cualquier momento en la ciudad de Ibarra como consecuencia de la ausencia de un manejo adecuado de las quebradas: Seca, Flores, El Laurel, San Clemente, entre otras, que se constata al observar la existencia de viviendas al borde del cause; la falta de control sobre las canteras y el depósito de algunos desechos; la poca infraestructura que mitigue los riesgos que podría causar los aluviones y escorrentías; la ausencia de limpieza de estos corredores; y, la escasa conciencia ciudadana para ser corresponsable del cuidado de estas áreas.

Realidad que es necesaria cambiarla como ha sucedido en otras ciudades al concebir a estos espacios desde una mirada integral como corredores verdes o parques lineales, más aún si consideramos la alarmante cifra de 1,76 metros cuadros de espacios verdes por habitante que existe en Ibarra cuando lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es de 9 metros cuadrados por habitante.

Porque no transformar a las quebradas en espacios que tengan ciclovías, juegos recreativos para niños, juegos interactivos para adultos mayores, áreas comunales, centros de interpretación de flora y fauna, espacios para fomentar el arte y la cultura. Estas intervenciones se las alcanza cuando se genera un trabajo mancomunado entre las autoridades locales y la ciudadanía. De esta manera se evita que no sucedan más tragedias como la que viví convirtiendo a estos espacios de basurales en lugares de esperanza.