Antología del absurdo

POR: Ramiro Ruiz R.

Arrancar de raíz una planta y sembrarla en otro lugar desconocido, así es el desarraigo. Es posible que cuidándole vuelva prender sus raíces y siga creciendo. Como también pueden secarse las hojas, su raíz y morir.

¿Cómo entender el desarraigo de una persona o de la familia? Si crecen en países desconocidos tendrían que gastarse unos años y superar el trauma mental, cultural y afectivo. Ocasiona heridas abandonar amigos, vecinos, compañeros, lugares, objetos que formaron parte de la vida.

El destino de cada venezolano (y de cualquier ciudadano del mundo) está en manos de un gobernante que no conoce la realidad. Por ignorante, cruel. Y por cruel destruye un país, sepulta la prosperidad y la esperanza. Desordena la economía y somete a la sociedad a los caprichos de populista insolente que formó y educó su triste vida manejando un vehículo: fue su escuela y su universidad.

Miles de venezolanos abandonan el país. Desde el mes de enero del 2016 se multiplicaron el número de ventanillas de atención para cubrir la demanda. Trabajan 24 horas. La fila de venezolanos se extiende unos 150 metros de largo, en espera de un turno para el trámite de ingreso a Ecuador.

Un funcionario de la oficina comentó que se atienden un promedio de 3.000 trámites diarios. De ellos 85% son venezolanos que declaran ingresar como turistas. Muchos se quedan en el país. Otros viajan a Perú y Chile. Ellos decidieron desertar de la crisis económica y política.

Financian el viaje en algunos casos con préstamos o la venta de los bienes. La mayoría costea la aventura con dinero ahorrado, aunque es un invento. El sueldo mínimo de un venezolano es de 25 dólares. Mientras en Ecuador, el sueldo básico es 386. A los pobres se los prohíbe ahorrar.

Unos 2.000 venezolanos ingresan cada día a Ecuador, aclaró la dirección de migración en Carchi. El 8 de agosto el Gobierno declaró emergencia migratoria. Llegaron 4.200 al día.

Si hay sensibilidad por el dolor humano y solidaridad limpia de prejuicios, el Gobierno debe diseñar un plan de ayuda humanitaria. En el puente de Rumichaca no son suficientes el número de médicos, enfermeras, medicamentos. Se dispone un reducido número de baterías sanitarias; agua, alimentación, lugares dignos para dormir. Insuficiente información de educación, capacidad y destrezas de trabajo. Así como información de empresas privadas para identificar ofertas laborales. Muchos ecuatorianos se fastidian con este problema, sin reflexionar que el desarraigo causa sufrimiento y dolor. La razón de auxilio es simple: somos habitantes del mismo planeta, y particularmente víctimas de gobiernos que entraron a la antología del absurdo.