Nada regresa

POR: Ruby Estévez

Una vez que pasa; el tiempo, las palabras y las oportunidades nunca regresan. La vida es tan corta y tan frágil que debemos aprovecharla para bien. Hay una crisis de confiabilidad por nuestro tiempo porque en muchos casos no sabemos administrarlo con disciplina y respeto; no valoramos ni reflexionamos que el tiempo es “oro”, pasa casi sin darnos cuenta y al mal utilizarlo se convierte en nuestro propio enemigo, en un tóxico negativo que estanca todo bienestar y progreso.

El tiempo equilibra o daña nuestra existencia, no podemos dejar para mañana lo que podemos hacer hoy, de él depende que unos estén delante y otros atrás, corriendo en su propio tiempo, llegando tarde o temprano; si cumplimos un horario, un trabajo a tiempo, conseguiremos buenos frutos.

Todo en esta vida es cuestión de tiempo. Unos se gradúan y tienen que esperar uno, dos, tres años para conseguir trabajo; todo es cuestión de tiempo; una persona logró un negocio exitoso desde los 20 años y murió a los 45, otro luchó 35 años para tener su micro empresa y murió a los 92 años. Entre compañeros de aula unos están casados otros son divorciados, otros son abuelos, todo se lo hace a su debido tiempo. No basta tener la intención para conseguir lo que nos proponemos; ella está sujeta a un tiempo que debe ser aplicado con responsabilidad: hay que “hacerlo”; ahora, “terminarle” con una aproximación de tiempo y “concluirlo” sin dejar pasar el tiempo. Cierto es que debemos sortear los problemas que se presentan en medio del camino, imprevistos, trabas, complicaciones que vienen de afuera así como desmotivación, desespero, sensaciones negativas que vienen de adentro, pero tampoco son motivo que paralicen nuestras actividades diarias dejando correr el tiempo que se va tan rápido y que nunca lograremos recuperarlo.

Nada regresa; si un amor se fue y quiere regresar, el tiempo ya le marchitó; si no nos curamos a tiempo, rápido se encarga de pasarnos la factura; si no estudiamos cuando disponemos de un gran potencial físico, intelectual, los años pasan y el tiempo se encarga de debilitarlo. Si trabajamos solo para ahorrar, el tiempo se encarga de que lo que no disfrutamos otros lo harán; si dejamos que se apaguen las ilusiones con tantas cosas que van saliendo, el tiempo nos crea la tentación de abandonar sin haber conseguido el objetivo. Para triunfar en la vida hay que ser capaces de hacer las cosas a tiempo, sin dejar a medias, sin abandonar ni derribarnos, no podemos quedarnos en las buenas “intenciones”, no llegará nunca la varita mágica a solucionarnos ni el tiempo para ayudarnos.