La Plazoleta Calderón

Germánico Solis

Escuché en una emisora la intervención de un concejal de GAD de Ibarra. Expuso que él cuida los dineros de la ciudad y no aprobará cosas mal hechas. Sustentó los motivos por los que estaba en desacuerdo con un polideportivo en Lita. Dijo que es parte de un grupo de profesionales preocupados por temas de contaminación y ambientales. Recordó hechos delicados que se dieron en la ciudad, inquiriendo la administración del actual Alcalde.

Le oí decir también que hay dos clases de políticos, uno de ellos los que “…bailan chupan y se disfrazan”. Que ha traído recursos de aportes privados y que aprobará proyectos donde no “se haga pillerías”.

Una intervención telefónica preguntó, qué se ha hecho para evitar la contaminación en la Plazoleta Calderón, cuando hay negocios particulares que ocupan media plaza y un proscenio para la cultura, levantando cantinas en la noche. El concejal contestó, que cuando fue Director de Turismo, acordó con los empresarios turísticos, entregar por cinco años los espacios, conviniendo el fomento del trabajo. Había una caseta dijo, donde se vendía trago a los albañiles que no tenían trabajo. Que la concha acústica no sirvió para la cultura, que se utilizó para mítines políticos y que terminados compraban licor en la esquina, perjudicando a los restaurantes y que bajo el escenario hubo una “guarida de delincuentes”.

Un precepto dice: “Se llama espacio público, al espacio de propiedad pública, dominio y uso público. Es el lugar donde cualquier persona tiene el derecho a circular en paz y armonía, donde el paso no puede ser restringido por criterios de propiedad privada”. Lo contrario, es irrespetar al convivir colectivo, a la cultura, a las leyes y ordenanzas.

Mas valió el grito de un coyote que la voz de los artistas, la empresa privada está sobre los intereses de la ciudad, contraviniendo a la Constitución de la República. Disiento el discrimen a los albañiles, y a los artistas que nunca usaron los bajos del escenario para delitos.

Se escucha que hay un proyecto que regenera la histórica “Plaza del Águila”. Que se socialice. La ciudadanía recriminará el uso de la plaza para negocios privados. De momento, que se disuelvan los convenios indebidos que lastiman a la cultura. Que se respete la Ley Orgánica de la Cultura.