Morfología del miedo

POR: Ramiro Ruiz R.

¿Por qué tanto miedo a Rafael Correa? Las asambleístas correístas, defensoras de Glas y la corrupción, hacen esfuerzos para mantener viva la sombra de Correa. Parece que reciben órdenes y siguen alborotando con declaraciones en los medios de comunicación. Tampoco dejan el brazo a torcer en el propósito de crear en la imaginación de los ecuatorianos la imagen de Glas como un ángel.

Rafael Correa es un muro donde se choca el rebaño de ovejas que no tiene dónde ir, ni qué hacer. Dedican el tiempo a sufrir la nostalgia del poder y la soledad. Horrible resaca después de la borrachera del derroche. Esta realidad les produce pánico.

El miedo les mantiene despiertos a los asambleístas de AP, al Presidente de la Judicatura, el Fiscal General del Estado, el Contralor, a los burócratas del Consejo Nacional de Participación Ciudadana y Control Social. Cada uno tiembla. El miedo se extiende a muchos jueces. No se salvan de la sospecha algunos ministros. No distinguieron a tiempo, al perverso de la víctima. Más bien encubrieron el desastre político, económico y moral.

A lo mejor el presidente también afronta el miedo y decidió apoyar la lucha contra la corrupción. Inventó una consulta con siete preguntas que posiblemente confundirá al ciudadano común. El combate al miedo que produce un ex presidente es otro efecto de este malestar.

Es comprensible esta consecuencia. Los asambleístas, ministerios y miles de empleados, trabajaron con temor al señor Correa. A estas alturas de la historia, son expertos en miedo. Han vivido y soñado como antes soñaron en el poder y la riqueza. Pertenecen a la familia de la angustia, la timidez, la inquietud, el terror y la inseguridad. Es una enfermedad mortal. El poder del miedo no sólo daña a cada uno, sino a la sociedad.

El filósofo Hobbes descubrió en el miedo el origen del Estado. Correa gobernó utilizando el miedo. El miedo es la emoción política más potente y necesaria, una gran educadora de una humanidad rebelde.

Sin embargo, el valor es el valor supremo. ¿Qué es ser bueno? Se preguntaba Nietzsche, y respondía: ser valiente es bueno. Aunque nacemos todos miedosos, las culturas han elogiado el coraje.

Sueño con una historia de la humanidad que cuente el empeño de la inteligencia para aceptar y manejar las emociones. El filósofo Tácito pensaba que por debajo de todos los acontecimientos históricos latía una pasión humana, o Heródoto, que escribió: La historia es una sucesión de venganzas. Estos esclavos del miedo no quieren escaparse para calentarse al sol del valor, es decir, de la libertad.