POR: Laura Benítez Cisneros
La depresión es diagnosticada por los siquiatras, psicólogos, como una enfermedad del siglo que está creciendo a un ritmo alarmante.
Según la Organización Mundial de la Salud, esta enfermedad es la principal causa de discapacidad entre los adolescentes de ambos sexos. Las edades están comprendidas entre los 10 y 19 años.
Los síntomas de depresión pueden aparecer en cualquier momento y sus trastornos son preocupantes, como: la pérdida de sueño, apetito y cambio del metabolismo de su cuerpo en el peso.
Según revistas médicas, también aparecen síntomas de angustia, tristeza, desesperanza, decaimiento y baja autoestima.
La soledad es el deseo, y otra señal de estas personas que están padeciendo depresión es la falta de concentración o memoria, ideas o acciones suicidas. Varios de estos síntomas se prolongan por bastante tiempo y alteran la vida normal del paciente.
Los padres, abuelos y familiares debemos tener presentes a nuestros hijos y saber cuándo están cayendo con estos síntomas depresivos.
A estos enfermos les cuesta decir cómo se sienten o quizás no entienden qué es lo que les está pasando, por lo que es necesario estar atentos a cualquier cambio drástico en su comportamiento.
La comunicación con los hijos es el elemento fundamental para poder llevar un diálogo.
En el diario vivir de las familias, debemos tomar en cuenta que el bienestar de los nuestros depende de nuestros actos buenos, demostrándoles con frecuencia cuanto los queremos y vivimos por ellos, para alcanzar un desarrollo de bienestar común dentro de ese grupo familiar que hemos formado.