Saborear el momento

POR: Ruby Estévez

Es un buen lema. ¡Ahora! Vivamos la vida mientras transitamos por ella. Cada día es un motivo para disfrutar en familia, en el trabajo, para apreciar lo poco o lo mucho que tenemos; para dar amor y abrir el corazón y tantos momentos sean buenos o malos, donde nuestra participación debe ser activa para conseguir realizarnos como seres humanos. Qué importante es que en nuestra mente esté latente vivir “aquí y ahora”, que nuestros pensamientos siempre estén armando las piezas de nuestra vida para que se ajusten entre sí como un rompecabezas. Tener una vida pasiva, ‘quemimportista’ y solo ver lo que pasa, solo escuchar, no es vida; debemos ser conscientes que no somos vegetales, que nuestra misión aquí en la tierra es para ser participantes, para celebrar, lograr los sueños, disfrutar aún de lo más pequeño que está a nuestro alrededor y hacerlo propio; que todo lo que experimentemos sea para conseguir nuestro bienestar y el de los demás.

Son muchas las personas que caminan impacientemente maldiciendo los minutos perdidos. En lo que hacen solo se aferran a “esperar, esperar”. Lo dicen: cuando cumpla la mayoría de edad, cuando desaparezca de mi lado, cuando me sane, cuando tenga una profesión, me compre un carro, cuando pague mis deudas, cuando sea jefe, me asciendan, cuando encuentre alguien con dinero o me jubile seré feliz y podré gozar de la vida. Tarde o temprano se darán cuenta que la espera desespera, que la indiferencia paraliza, que no podemos despreciar esos preciosos minutos porque mañana será tarde.

Debemos tener presente que no hay nada ni nadie que nos garantice que mañana, en el futuro, nos pueda salir mejor las cosas o cambiar la vida. Vivamos la vida a medida que transitamos por ella, dejemos el pesimismo, el aburrimiento, “saboreemos el momento” compartiendo un helado, caminando a pie descalzo, sin privarnos de hacer lo que nos gusta, comer lo que nos agrada, no actuar con egoísmo, tacañería, no vaya a ser que mañana ya no estemos y los que disfrutarán de lo nuestro ni siquiera serán nuestros amigos.