Los primeros privados de libertad en ser inmunizados corresponden a grupos prioritarios, quienes ya cuentan con las dos dosis.
Redacción IBARRA
El proceso de vacunación contra la Covid-19 llegó a 22 cárceles del país. Entre ellas se encuentran las ubicadas en Imbabura y Carchi, específicamente en las capitales provinciales: Ibarra y Tulcán.
Desde el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI) se informó que el proceso se cumple dentro de la campaña denominada “Nos cuidamos”, que hasta la primera semana de julio de 2021 llegó a 6.643 presos.
“Este proceso fue coordinado por el SNAI y el Ministerio de Salud Pública (MSP). La medida, de carácter preventivo, prioriza la inmunización de personas privadas de libertad que presentan enfermedades catastróficas, adultos mayores y personas con discapacidad”, explicó el SNAI, en un comunicado.
Agregaron que según el cronograma establecido, en los próximos meses se prevé inocular al total de la población penitenciaria del país, que bordea las 39.000 personas, entre hombres y mujeres.
En Ibarra
El director de la cárcel de Ibarra, que tiene un promedio de 650 internos en un espacio diseñado para alrededor de 200, mencionó a medios locales que, hasta el momento, existen 13 personas vacunadas con las dos dosis contra la Covid-19.
Por otra parte, Jaime Yacelga, director de la SNAI, agregó que con la primera dosis se encuentran inoculados los guías penitenciarios y personal administrativo del centro de privación de libertad de adultos varones.
Según el funcionario, quienes recibieron las dos dosis corresponden a personas con enfermedades catastróficas y adultos mayores, que estaban contemplados dentro de los grupos prioritarios, pero aún se encuentran a la espera de que el resto de presos sean considerados en la siguiente etapa de vacunación.
El SNAI detalló que desde la segunda semana de julio de 2021 arranca la jornada de vacunación a 16 jóvenes detenidos en el Centro de Adolescentes Infractores de Ibarra.
“Estas acciones interinstitucionales están dirigidas a garantizar la atención de salud a todas las personas privadas de libertad, consideradas como parte de los grupos prioritarios, según lo establece la Constitución”, añadieron desde el SNAI.
Más de una preocupación en la cárcel de Ibarra
El hacinamiento, la infraestructura deteriorada, la falta de guías penitenciarios, son parte de los problemas que vive la cárcel imbabureña.
En un informe de la Defensoría del Pueblo, desde 2019 se advierte que entre los problemas más graves detectados están la ausencia de programas específicos para las personas detenidas, espacios físicos limitados, falta de colchones y el incremento de violencia.
Según el organismo, intervenir la cárcel de Ibarra es prioritario, al igual que en Esmeraldas, Jipijapa, Guayaquil, Machala, Quevedo y el Centro de Detención Provisional de Quito.
Según recoge el informe de la cárcel de Ibarra, los problemas recrudecen con los días, tomando como ejemplo el hacinamiento de casi el 200% de internos, derivando en otras dificultades.
Desde hace dos años, señalan que la gran mayoría de presos no disponen de camas. En la mayoría de los casos pernoctan en colchones tirados en el suelo u otros espacios adaptados. Muchos, incluso, comparten el mismo lecho. Además, las instalaciones sanitarias de la cárcel se hallan deterioradas, su limpieza es deficiente y se encuentra en malas condiciones. El acceso de los presos al agua en ocasiones es limitado por los problemas de presión y calidad.
En cuanto a la alimentación, al no haber vajilla unificada, el tamaño de raciones de comida es desigual y algunos no reciben la dosis alimenticia correspondiente.