Ibarra revivió hace 150 años

Devastación. Más del 70% de las edificaciones cercanas a los epicentros quedaron reducidas a escombros, así como su población.
Devastación. Más del 70% de las edificaciones cercanas a los epicentros quedaron reducidas a escombros, así como su población.

La ciudad quedó devastada tras un terremoto, pero cuatro años más tarde volvió a levantarse de los escombros que acabó con más del 70% de la población y edificaciones.

Este 28 de abril de 2022 se cumplen 150 años de lo que se podría considerar el renacimiento de la ciudad de Ibarra, ubicada al norte de Ecuador, en la provincia de Imbabura.

Un 16 de agosto de 1868, un terremoto que sacudió al país destruyó varias poblaciones de las provincias de Imbabura, Carchi y el norte de Pichincha, siendo, hasta la actualidad, considerado uno de los 10 eventos sísmicos de mayor magnitud en Ecuador, según el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos.

En 1868, entre los eventos sísmicos que se registraron hubo dos de gran magnitud. Según estudios del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, el 15 de agosto se generó el primero en las fallas del sistema El Ángel, en Carchi; mientras el terremoto del siguiente día, el 16 de agosto, se produjo en la falla Otavalo, en Imbabura.

“Cerca de las 16:00 del 15 de agosto, horas antes del terremoto principal, en la zona de El Ángel, ocurrió un sismo de magnitud estimada 6,6 grados en escala de Richter, que ocasionó docenas de víctimas, destrucción de viviendas e iglesias en las poblaciones de El Ángel y Mira. Fue sentido en toda la provincia de Carchi. Se calcula una intensidad máxima de 7 grados en la escala”, explicaron, en su momento, desde Gestión de Riesgos.

“El evento principal del 16 de agosto fue en la madrugada, con magnitud probable de 7,2. De las más de 7.200 personas que aproximadamente vivían en Ibarra, murieron 5.000. Deslizamientos y profundas grietas en el suelo afectaron carreteras y haciendas, que impedían la comunicación entre Ibarra y Quito”, agregaron

Sin embargo, el historiador Juan Carlos Morales ha expuesto que el terremoto del 16 de agosto de 1868 no sólo afectó a Ibarra, sino a toda la provincia de Imbabura, donde se contabilizó un saldo de 20.000 muertos, aproximadamente.

Así lo cuenta la historia

Luego del terremoto, Ibarra esperó cuatro años para poder reconstruirse y volver a ser la ciudad que hasta entonces se había levantado, gracias al apoyo de gobiernos como Perú, Chile, Gran Bretaña y Francia, junto a donaciones de otras provincias de Ecuador.

Según el cronista Tobar Subía, fue el propio presidente García Moreno quien ordenó el trazado de los nuevos planos de la ciudad, tomando como punto de referencia a una palmera de coco que soportó la magnitud del terremoto, que aún se la conserva en pleno centro de la ciudad, en la tradicional ‘Esquina del Coco’.

“Casi la totalidad de las edificaciones cercanas a los epicentros quedaron reducidas a escombros y dejaron miles de víctimas mortales. En ese entonces existía vulnerabilidad física alta de la infraestructura. Las viviendas eran en su mayoría de adobe y tapia. Además, el desconocimiento de la amenaza sísmica y el grado de exposición provocó que muchas personas quedaran atrapadas y murieron”, señala Riesgos.

Los doctores Antonio Ribadeneira y Roberto Sierra, que con Miguel Egas formaron la Comisión Médica enviada por el Gobierno Nacional de ese entonces, escribían, por su parte, el 22 de agosto de 1868, notas que dan cuenta de la magnitud de la catástrofe.

“En Ibarra el estrago es muy grande; pero la impresión que se recibe es menos fuerte, por haber visto el mayor en las poblaciones anteriores. Con efecto, aquí hay más de doscientas casas que no han caído completamente y unas cincuenta paradas a pesar de hallarse sumamente fracturadas”, anotaron.

“Sus habitantes han salvado en sus dos terceras partes y si se hubiera acudido con unos cincuenta brazos siquiera, desde el día siguiente, podemos asegurar que las víctimas no habrían llegado a trescientas; más la indolencia, la incuria, el desorden y el latrocinio dejaron consumir la existencia de miles de desgraciados que daban gritos hasta el quinto día y aún el sexto que fue ayer, en que pudimos sacar de los escombros a uno de esos infelices, siguiendo la dirección del grito”, añadieron.

Egas, por su parte, apuntaba que “la provincia de Imbabura ha sido sacudida por el brazo del Omnipotente: toda ella está cruzada de aberturas, y es el teatro de escenas deplorables. En fin todo es llanto y desolación, desnudez y hambre, un campo de batalla que aún arroja metralla sobre los heridos que claman misericordia, no sería sino un cuadro descolorido”.

Renacimiento

Para el también historiador Ramiro Ruiz, la construcción de Ibarra fue de infinita paciencia, resaltando que las casas de la administración política y municipal se construyeron de un piso, con el apoyo de García Moreno y Baquerizo Moreno.

“Terminó la obra el Gobierno provisional de Isidro Ayora. Se edificó el hospital, la Catedral, las iglesias de los dominicos, mercedarios y capuchinos, de las Hermanas de la Caridad y las monjas de la Pura y Limpia Concepción, el convento de las Carmelitas y el Seminario San Diego. La iglesia de San Agustín se levantó con fondos de la imagen del Señor del Buen Amor. En la administración de Veintimilla se tendieron los puentes de mampostería sobre los ríos Chota y Tahuando”, explicó.

Desde entonces, 150 han pasado desde lo que se reconoce como el renacer de la ciudad desde los escombros, cuando se logró refundar la urbe, cuatro años después de un terremoto, un 28 de abril, cuando se conmemora el Día del Retorno, tras vivir uno de los peores capítulos de su historia.

Según el historiador y escritor Juan Carlos Morales, tras el terremoto, 550 sobrevivientes permanecieron cuatro años en La Esperanza, desde donde se planificó la reconstrucción de la ciudad.

Entre las magnitudes más grandes del país

Comparado con uno de los últimos sucesos similares en el país, el terremoto de Ibarra de 1868 tuvo una magnitud probable de 7,2 grados en la escala de Richter, mientras el ocurrido el 16 de abril de 2016 fue de 7,8, el cual afectó directamente a las poblaciones de las provincias de Manabí, Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Guayas, Los Ríos y Santa Elena.