Alevosía en el Municipio

Escribir es un oficio que exige condiciones espirituales y anímicas. Durante mi práctica de tomar el papel para llenarlo con poesía, pensamientos y creaciones, me asistido la mesura, la investigación, la tinta usada por el periodismo, y porque no, decir que acudido a la vena de una irresistible vocación. Hoy escribo afincado en la desgracia, fastidiado, desganado, o a lo mejor, con una malquerencia a causa de infames sucesos dados en la ciudad.

Está abierto el “Centro Integral de Inclusión Social del Adulto Mayor”, estancia creada por el gobierno municipal dirigido por el Ing. Álvaro Castillo. La visión de esa casa, especializar un establecimiento que se encargue de los dolientes urgidos de atenciones y de un lugar equipado que permita terapias y tratamientos y sea asistencia pública.

Muchas personas acuden al lugar, confiando en sus delegados, y que se cree por la delicada función, están alejados de lo instintivo y el empirismo.

Asistió al centro referido una paciente en recuperación de un infarto cerebro espinal, algo análogo a una trombosis como consecuencia de un ritmo de vida acelerado y del estrés. La psicóloga direcciona al departamento pertinente para que sea atendida tres veces a la semana, mas quien funge de directora, increpa a la convaleciente advirtiendo se le atienda una sola vez. La necia determinación contraría a la especialista, la disposición infundada y anodina amedrenta a la enferma que angustiada alcanza aterrorizada su casa en medio de lágrimas y dolor.

Aquella empleada olvida que su desempeño está retribuido con los recursos ciudadanos, que su cargo es para servir y no para el exhibicionismo de la insolencia. El comportamiento de esta señora no es nuevo se dice, muchos usuarios del Centro y de otras dependencias ocupadas otrora a esta oficinista, han sufrido el atosigamiento de la soberbia, el envanecimiento y un presumido autoritarismo que conjuga con la altanería. La ciudad no puede permitir estos hechos, más en una casa de recuperación donde debe persistir el buen trato y amor al prójimo. El municipio deberá inhabilitar a esa persona, reubicarla a un lugar que requiera represión y despotismo.