La mujer, detenida este fin de semana en Guayas, está acusada como parte de los autores intelectuales del delito.
El crimen ocurrió en un barrio de Ibarra, en la provincia de Imbabura, al norte de Ecuador, cuando dos personas, en una moto, abordaron a la madre y a la hija, de menos de un año de edad.
Tras un disparo, la bebé falleció en media vía pública, mientras su madre terminó con golpes de los delincuentes, quienes pocos minutos más tarde fueron capturados en su intento de escape.
En las indagaciones, más de una sorpresa se llevaron los agentes, pues se mencionó como uno de los autores intelectuales del crimen a un policía en servicio activo, quien era padre de la menor fallecida y expareja de su madre.
Incluso, las investigaciones dieron cuenta que el uniformado les prestó su propia arma de dotación a los sicarios para que cometan el crimen.
Más involucrados
Tras la detención de los dos sicarios y el policía, se determinó que había una cuarta persona involucrada, quien sería la actual pareja del uniformado y también considerada parte de los autores intelectuales del caso, que se determinó como sicariato.
La mujer, de 32 años, pasó prófuga de la justicia por más de un mes, pues el crimen ocurrió el 20 de abril de 2022, hasta que fue capturada este 12 de junio de 2022, por la Policía Nacional.
“Cero impunidad. En Milagro (Guayas) capturamos a la primera más buscada en Imbabura, investigada por el delito de sicariato, como presunta autora intelectual del hecho suscitado en Ibarra, en la que falleció una infante”, reportó hoy la institución policial.
Con esto, continuará el trámite jurídico para establecer las responsabilidades y las penas de los cuatro involucrados, por el momento, en el sicariato de la pequeña Zoe, ordenado por su propio padre.
A través de las primeras audiencias, se pudo conocer que el pago a los sicarios habría sido de $3.500 y planificado con un mes de antelación, como represalia por un juicio de alimentos que la madre de Zoe le siguió al uniformado.
En poder de la Fiscalía constan las pericias de aptitud de disparos de dos armas de fuego, la versión de la madre de la niña y de dos testigos del hecho, así como el certificado del rastrillo de la Policía Nacional, con lo que se corroboró que el servidor policial retiró su arma y la entregó a los otros dos procesados para que cometan el delito.
“Según la versión de la madre de la niña, Luis Andrés L. la llamó por teléfono y le pidió que salga de su domicilio para hablar. Ella salió y en ese momento llegaron Ufredo B. y José Luis L. en una moto, y dispararon. La mujer cayó al suelo con la niña herida y allí fue golpeada por uno de ellos”, expuso, en su momento, la Fiscalía. (FV)
